Nuestra Historia

Algunas veces los sueños que las personas tienen llegan a plasmarse en una esplendorosa realidad; lo intensamente deseado termina por convertirse en presencia sólida. Un ejemplo ilustrativo es la cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Misericordia a su Entrada en Jerusalén y María Santísima de la Paz y la Esperanza.

El Semillero De Cofrades

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Introducción

Aproximación histórica a la cofradía de nuestro padre Jesús de la misericordia a su entrada en Jerusalén y María Santísima de la Paz y la Esperanza «La Pollinica» Autor: Francisco Moyano Puertas

Historia

Algunas veces los sueños que las personas tienen llegan a plasmarse en una esplendorosa realidad;  lo intensamente deseado termina por convertirse en presencia sólida. Un ejemplo ilustrativo es la cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Misericordia a su Entrada en Jerusalén y María Santísima de la Paz y la Esperanza.  Un asturiano llegado a Málaga con tan sólo cuatro años de edad, José Manuel Vallés Fernández, soñó con que Marbella contase con su «borriquita», al igual que sucedía en la capital de la provincia con la hermandad de «La Pollinica», a la que pertenecía desde niño.

Vallés era maestro de escuela; se había iniciado en la docencia en uno de los barrios más humildes de Málaga en los primeros años sesenta: Huelin. Poco más tarde se trasladó a Marbella para ocupar plaza en las escuelas parroquiales que se habían creado siendo párroco de la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación Monseñor don Rodrigo Bocanegra, llegado a la ciudad en el otoño de 1949 y verdadero impulsor de la Semana Santa cofrade. Aquellas escuelas surgidas al amparo del templo de la Encarnación constituían la «Agrupación Mixta Parroquial», formada por tres aulas de niños y dos de niñas.

Maestros y maestras como don José Alcalá López, doña Josefa Ruiz Labarga, don José Manuel Vallés Fernández y doña María Victoria Mescua Soto atendían aquellas aulas rebosantes de niños y niñas hasta la verdadera masificación. Estas escuelas darían origen posteriormente al Colegio Monseñor Rodrigo Bocanegra, actualmente uno de los centros que integran la Fundación Diocesana de Enseñanza «Santa María de la Victoria.  Buena parte de los primeros cofrades de «La Pollinica» salieron de aquellos pupitres que acogían a la variopinta chiquillería de la Marbella que se encontraba inmersa en la eclosión del turismo y que apuntaba al crecimiento y cosmopolitismo indiscutible de esta primera década del siglo XXI.

En el año 1968, cuando Vallés decide llevar a la práctica la empresa largamente acariciada en sus deseos, la Semana Santa de Marbella ya contaba con una larga tradición pasionista con las cofradías que realizaban estación penitencial cada año y con antigüedad de varios siglos para «La Soledad».  Además de la Hermandad Sacramental, de la que era  Mayordomo en aquel momento don Antonio Maíz Viñals (otro de los verdaderos impulsores del movimiento cofrade), de la que se tiene datos desde el siglo XVI, y de la hermandad de gloria de la Virgen del Carmen (verdadera patrona de la ciudad en el sentir popular) existían en Marbella las siguientes cofradías: Hermandad de Santa Marta; Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, María Santísima del Mayor Dolor y Santo Sepulcro; Santísimo Cristo del Amor y San Juan Evangelista (aún no tenían como titular a la Virgen de la Caridad) y la hermandad de la Virgen de la Soledad. Los domingos de Resurrección, por turno rotatorio, estas hermandades se encargaban de procesionar la imagen de Cristo Resucitado, al que acompañaba san Juan Evangelista. Ya existía la Agrupación de Hermandades y Cofradías que presidía don Antonio Maíz Viñals. Era evidente que el Domingo de Ramos quedaba «pobre» en el empeño de representar en las calles los grandes Misterios de la Semana de Pasión.  Ahí es donde entra de lleno la ilusión de Vallés que estaba a un paso tan solo de transformarse en una nueva cofradía.

Pero no era trabajo para una sola persona y por ello se pone en contacto con un grupo de hombres que iban a ser los fundadores de «La Pollinica» de Marbella.

Doce hombres piadosos y dos mujeres

José Manuel Vallés se puso en contacto con personas que, debido a sus profesiones o cargos, podían tener frecuente contacto con niños y jóvenes, la «materia prima» imprescindible para la futura hermandad. El sector de la enseñanza se encontraba ampliamente representado. La primera reunión se llevó a cabo en el bar de Víctor de la Plaza de los Naranjos en los primeros meses de 1969 y parece ser que el núcleo originario estaba formado por José Manuel Vallés, Francisco Lorenzo, Cesáreo Rodríguez y Pedro Iborra. Han transcurrido 36 años desde aquel 23 de noviembre de 1968 en que se reunieron los doce fundadores para dejar «formada y constituida» (como consta en el acta fundacional) la Hermandad de Nuestro Padre Jesús a su entrada en Jerusalén, «llamada por el pueblo La Pollinica». La primera Junta Directiva estaba integrada por José Manuel Vallés Fernández con el cargo de hermano mayor; como segundo hermano mayor se designó al abogado y profesor de Filosofía y Latín Antonio Gálvez Ruiz, también vinculado a la Organización Sindical; el cargo de secretario recayó en Enrique Porras Estrada; vicesecretario José Luis Arranz Ramos; la tesorería fue para Cesáreo Rodríguez Jiménez, profesor del Instituto Técnico y Laboral y que contaba con experiencia contable al ser el encargado de tramitar las nóminas mensuales de todo el personal docente del centro educativo; vicetesorero Francisco Martos Vadel; maestrazgo de capilla, Francisco Desdentado Barquero que era maestro que tenía su escuela en uno de los laterales del edificio que albergaba el mercado municipal en la Plaza de la Victoria; el mayordomo de enseres era Francisco Lorenzo Cuevas, durante mucho tiempo delegado local de Juventud y uno de los fundadores del «Batallón Infantil» de Marbella, contaba con larga trayectoria cofrade en la hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Santo Sepulcro; la mayordomía de capilla fue para Francisco Gamito Fernández, sevillano de Estepa y profundo conocedor de todo lo relacionado con el mundo cofrade; Pedro Iborra Ibáñez -siempre entrañable desde el recuerdo- aparece como segundo mayordomo de enseres; mayordomo de procesión Manuel García Santiago y segundo mayordomo de trono José Fernández Millet (conocido popularmente como «Pepemille»).

Estos doce hombres se caracterizaban por su confesada fe y piedad religiosa y ello se pone de manifiesto en el acta fundacional de la cofradía cuando tildan a la hermandad de «cofradía infantil y juvenil, cuyo fin primordial es introducir a la actual juventud y venidera en el amor de Jesús y sumisión a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, dando principal ejemplo de ello la junta directiva, formada por personas con consciente amor a todo lo que dicta el recto sentir del amor al prójimo y a la caridad.» Curiosamente el acta fundacional no quedaría redactada hasta el 28 de enero de 1969. Pero junto a estos doce «hombres piadosos», aunque ninguna mujer figure en la directiva, en la sombra se encontraba una de nombre Josefa Segarra («Finuca»), la esposa de José Manuel Vallés y que fue la encargada de diseñar las túnicas de hebreos con sus llamativas faraonas y de dibujar los símbolos de la recién nacida hermandad. Muchas otras mujeres a lo largo de las casi cuatro décadas de existencia de la cofradía han colaborado y vivido intensamente el devenir de la hermandad y entre ellas uno de los personajes más entrañables de la Marbella de la segunda mitad del siglo XX: Mariana «la del hospital» (Mariana Guerrero), el hospital de San Juan de Dios que fue durante muchos años el único centro de salud de la ciudad donde pasaban consulta los médicos de la Seguridad Social y se atendían urgencias médicas.

En el acta fundacional queda fijado el Domingo de Ramos como día de procesión aunque no se alude a la hora; posteriormente se decantarían por la una de la tarde.

El paso desde Olot

Sin duda el primer acuerdo que adoptó la recién constituida junta directiva fue la de encargar un paso con las imágenes que necesariamente deberían servir de soporte físico para la salida procesional y punto de referencia de la devoción al Sagrado Titular. El encargo se realizó a los talleres de imagineros de Olot «El Arte Cristiano», casa fundada en 1880, perteneciente a Vayreda, Bassols, Casabó y Compañía, sociedad limitada. El taller se encontraba especializado en estatuaria religiosa en cartón madera con privilegio exclusivo «favorecida por la Sagrada Congregación de indulgencias con decreto de primero de abril de 1887», como hacía resaltar en su publicidad junto a la leyenda «medalla de oro y diploma de mérito extraordinario en las exposiciones de Barcelona, Chicago, Londres, Zaragoza y otras, gran premio de honor en la exposición universal de Buenos Aires, único concedido a las imágenes.» Inmediatamente que se adopta el acuerdo, el hermano mayor escribe a Olot, concretamente el dos de diciembre, para pedir presupuesto. La respuesta del taller no se hace esperar y tiene fecha de 5 de diciembre de 1968, dirigida a la sede de Radio Marbella, la emisora sindical de la que era locutor el miembro de la directiva José Luis Arranz. En la misiva se lee:»el precio del modelo 312, Jesús y la borriquilla solos ,en el tamaño único que se construye de 180 cms. (tamaño natural) es el de 15.940 ptas, más los gastos de envío, caja y embalaje. La decoración es al estilo de los clásicos pasos de Semana Santa ejecutados por los imagineros españoles, dándoles a su acabado un patinado con el fin de asemejarse más a una obra clásica de dicho estilo. Referente al pago del mismo podemos conceder un descuento especial si se realiza en un pronto pago y si no, podemos establecer varios plazos para el pago de la misma a su comodidad. La mujer arrodillada y los dos niños y la peana general valen la misma cantidad de 15.940 ptas. El plazo de envío sería de un mes a partir de su confirmación y de la firma de contrato valorizado con una entrega a cuenta.» Acompañaban una foto del citado modelo 312 y del resto de las figuras: una mujer arrodillada con un niño pequeño y delante de la borriquilla otros dos niños a los que Jesús parece bendecir. La cofradía comunica su decisión de compra con fecha 18 de enero de 1969: «hemos acordado comprar el paso completo cuyo precio es el que nos indican en su atta. de pesetas 31.880. Como el pago se realizará al contado, rogamos nos comuniquen a vuelta de correo, cuál será el descuento que efectúan, así como el precio de los embalajes y cajas.» Finalmente el coste fue de 36.044 pesetas de las que 31.880 correspondieron a las imágenes y el resto a embalajes y portes. El descuento por el pronto pago fue del cinco por ciento. El contrato de compraventa entre «Arte Cristiano» y la cofradía tiene fecha de 22 de enero de 1969. Dicho contrato, acompañado de carta explicativa, fue enviado a la calle Fernando el Católico, 7, (Minicola Costa del Sol de Marbella). «Como verán aceptamos el pronto pago y les haremos un descuento especial de un cinco por ciento sobre las 31.880 pesetas, enviando su importe al recibir las imágenes. El importe de las cajas y embalajes es aproximadamente de 3.100 ptas y los gastos de envío por auto tren ascienden a unas 1.500 ptas como máximo. Si tuvieran la oportunidad de algún camión que trajera mercancía a Barcelona y tuviera que regresar de vacío, podría aprovecharse el viaje puesto que podríamos colocar las imágenes sin caja rellenando con paja la caja del camión y situando en ella las imágenes para que pudieran llegar en perfectas condiciones, como se ha verificado en otras cofradías. El plazo de envío sería de un mes a partir de su confirmación y en este caso concreto efectuaríamos el envío a últimos de febrero, ya que el 30 de marzo es la Fiesta de Ramos.» Las imágenes llegaron a Marbella el día 12 de marzo de 1969 y fueron trasladadas a la capilla de San Juan de Dios. Esto fue posible porque el cinco de marzo, el alcalde de la ciudad, don Francisco Cantos Gallardo, hizo entrega de la restaurada capilla a la cofradía para que se constituyese en su sede canónica y recinto de culto de los Titulares. El grupo escultórico llegó con algunos desperfectos, como fueron las roturas del dedo de Cristo y patas de la borriquilla; el arreglo costó quinientas pesetas, cuyo descuento se solicitó a la casa de Olot. El importe acordado en el contrato fue hecho efectivo el 28 de abril mediante transferencia bancaria efectuada desde la oficina en Marbella del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Ronda con destino a Caja de Pensiones para la Vejez y Ahorro de Barcelona. El Ayuntamiento de Marbella contribuyó con un donativo de cinco mil pesetas, según acuerdo de la Comisión Permanente en sesión ordinaria celebrada el 22 de enero de 1969. El paso sería bendecido en la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación por el Arcipreste Monseñor Bocanegra Pérez. A medio mes prácticamente del inicio de la Semana Santa de 1969, la joven cofradía de La Pollinica era ya una realidad palpable y que además contaba con su director espiritual, cometido que recayó en don Rodrigo Bocanegra Pérez según decisión acordada por la directiva en sesión celebrada el doce de febrero del mismo año.

La primera salida: Emoción ilusionada

Desde el mismo momento de su fundación, La Pollinica comenzó a despertar expectación en Marbella y de ello se hizo eco Radio Marbella, emisora sindical Costa del Sol, que dirigía Juan Carlos Reina Lozano y la prensa provincial, los diarios Sur y La Tarde de Málaga y Sol de España que tenía sus talleres y redacción en Marbella. A comienzos del 69 podía leerse en la prensa: «este año, durante los desfiles procesionales de Semana Santa, veremos por vez primera el paso de la nueva cofradía ´La Pollinica´-Jesús a su entrada a Jerusalén, sobre un pollino, que, de ahí el nombre que el vulgo da con simpatía a las cofradías así denominadas y que con tanto fervor son seguidas en toda España. Parece ser que el paso constará de un artístico grupo escultórico en el que figurará la imagen de Cristo sobre un pollino, una mujer hebrea y dos niños, igualmente hebreos. (…) Dicha cofradía cuenta con la capilla de San Juan de Dios -la adosada al hospital-. Capilla de gran valor histórico que será restaurada para admiración y visita de cuantos turistas llegan a la ciudad. ´La Pollinica´ saldrá en desfile procesional el Domingo de Ramos por la tarde, acompañada de niños y niñas. Por lo visto, este año, el límite quedará reducido a un centenar. Se nos ha dicho que dicha cofradía pretende nombrar hermano mayor y honorario al Sindicato del taxi y del transporte, buscando el hermoso simbolismo de que también Jesús, a su entrada en Jerusalén, utilizó un vehículo: un borriquillo.»

Efectivamente el gremio del taxi, la Policía Municipal y el Frente de Juventudes, fueron nombrados hermanos mayores honorarios el 12 de febrero. El Jefe de la Policía Municipal, Sr. Martínez, transmitió a la cofradía el ofrecimiento de los policías para portar el trono de Jesús, quedando aprobado por la directiva. El día 19 del mismo mes la junta directiva acuerda el vestuario que lucirán en la procesión, quedando de la siguiente manera: los componentes de la directiva vestirían túnica y capirotes rojos y capa blanca, confeccionados en raso, y cíngulo blanco. Los niños llevarían a la hebrea, túnica verde y capillo a rayas verdes y blancas; las niñas con túnica verde y capillo blanco y rojo. Tanto niños como niñas llevaban fajín, verde y blanco para niños y rojo y blanco para niñas. Los portadores de la cruz de guía y hachones llevaron túnica y capirote verde. La confección de las túnicas se encargó a un taller de Ronda. También se uniformaron los pies de los jóvenes hermanos que debían portar sandalias y calcetines blancos a juego con los guantes también blancos. En estos días, con objeto de recaudar los necesarios fondos, se repartieron en los diferentes comercios de Marbella tarjetas conmemorativas de la fundación de la hermandad.

Se fijó la una de la tarde como momento de la salida de La Pollinica, el Domingo de Ramos de 1969, día 30 de marzo. El itinerario fue: Capilla de San Juan de Dios, Calle de San Juan de Dios, Plaza de José Palomo, González Badía, Gloria, Queipo de Llano, Plaza Generalísimo Franco, Plaza General Chinchilla, Ortiz de Molinillo, Dolores, Plaza José Antonio, Peral, José Antonio Girón, Avenida Ramón y Cajal, Enrique del Castillo, Plaza José Palomo, San Juan de Dios y a su templo. Se encargó un trono a Duarte por un importe de seis mil pesetas; se recibió el 26 de marzo (como se ve los plazos iban cumpliéndose con precisión) y se comenzó inmediatamente el arreglo y montaje del paso en el trono desmontable. José Manuel Vallés y Pedro Iborra se encargaron de traer desde Málaga unas bocinas que prestó la cofradía de «Ánimas y Ciegos» así como de comprar las campanas y flores. Enrique Porras fue el encargado de traer las palmas que se habían comprado a La Pollinica de Málaga. Cesáreo Rodríguez adquirió la tela roja que cubrió el trono; Francisco Lorenzo coordinó el reparto de túnicas y Francisco Desdentado se dedicó al cuidado de la capilla y la confección de un cepillo para recoger los donativos de los cofrades y devotos en general.

Entre nervios de última hora y con la añadida preocupación del debutante, la cofradía de Nuestro Padre Jesús a su Entrada en Jerusalén dio comienzo a la Semana de Pasión procesional de 1969, resultando aquel primer desfile de gran emotividad y calificado como un rotundo éxito que no sólo satisfizo a los componentes de la cofradía sino al pueblo de Marbella en general. La prensa de la época lo recogía de la siguiente forma: «desde el pasado jueves la afluencia de turistas es enorme. Solo en tres días han llegado cerca de un millar de suecos, utilizando aviones expresamente fletados para ellos. Aparte, norteamericanos, franceses, alemanes, ingleses… Ayer, a la una de la tarde, desde la Alameda se estiraba una ´serpiente multicolor´ de más de dos kilómetros de coches a marcha lenta, casi unidos al rodar, procedentes de Málaga. (…) A las 10,30 de la mañana, terminada la misa, monseñor don Rodrigo Bocanegra ofreció palmas a todos los fieles, posteriormente bendecidas. Posteriormente se celebró la tradicional procesión del Domingo de Ramos, presidida por el vicario arcipreste de la ciudad, la Corporación municipal en pleno, bajo mazas y demás autoridades locales. (…) A la una de la tarde realizó su primer desfile procesional la cofradía de Nuestro Padre Jesús a su entrada en Jerusalén, cuya salida y paso eran aguardados con verdadero interés y expectación por todos. Resultó bello y emotivo el andar de ´La Pollinica´ por las calles de Marbella llenas de silencio. Centenares de visitantes extranjeros habían tomado posiciones desde mucho antes de la hora para poder captar mejor todos sus detalles con los tomavistas. Figuraban en el cortejo, tan lleno de colorido, centenares de niños y niñas -a partir de tres años- ataviados con originales y vistosas túnicas, portadores de palmas. Una banda de tambores del Frente de Juventudes y una importante delegación del mismo con uniforme. El gremio de Taxis y la Policía Municipal. Desfile muy bien ordenado y organizado. Presidido por monseñor don Rodrigo Bocanegra, vicario-arcipreste, don Francisco Cantos Gallardo, alcalde de Marbella, con el pleno del Ayuntamiento, don Eduardo Gaviño, comandante de la Ayudantía de Marina; capitán de la guardia civil, don José María Martín; delegado comarcal de sindicatos, don Antonio Robles; director y profesores del Instituto Técnico de Enseñanza. El paso de La Pollinica -imagen que ha sido muy admirada por todos- era llevado y escoltado por miembros de la Policía Municipal. A su llegada a la Alameda, millares de personas trataban de acercarse para ver más y mejor a los niños que desfilaban y al grupo de imágenes que forman el paso. Cerraba el desfile la Banda Municipal de Marbella. A la llegada a la calle de San Juan de Dios, de retorno a su capilla, se vivieron momentos de intensa emoción. Los niños y niñas que acompañaban a Jesús montado en su borriquilla fueron desprendiéndose de sus palmas y las colocaron atravesadas a lo largo de la estrecha callejuela-puro ambiente y color de Andalucía- hasta transformarla en impresionante alfombra de oro claro, sobre la cual pasaba minutos más tarde, lentamente, con cadencia ordenada el soberbio paso de ´La Pollinica´.»

El balance que hizo la junta directiva también fue muy positivo y se pudo constatar que la primera salida había cumplido todas las expectativas. El orden de procesión había sido el siguiente: abriendo, la banda de cornetas y tambores del Frente de Juventudes, detrás la cruz guía, las bocinas y los representantes del Frente de Juventudes, gremio del taxi y policía municipal; seguidamente los niños y niñas portando las palmas. La presidencia estaba formada por don Rodrigo Bocanegra, el alcalde Cantos Gallardo y los hermanos mayores de las diferentes cofradías. Tras el trono, cerraba el cortejo la Banda Municipal de Música de Marbella, dirigida por el maestro don Salvador Sánchez. El trono hizo su entrada en la capilla de la Misericordia en torno a las tres de la tarde, una vez interpretado el himno nacional. Había resultado especialmente emotivo el acto de arrojar las palmas al suelo para formar una alfombra vegetal, una idea que partió del directivo Francisco Lorenzo Cuevas. Se decidió repetirlo en años posteriores

Un difícil camino por delante

A pesar de las dificultades y enorme trabajo que había costado poner en marcha la cofradía, el éxito de la primera salida representó el afianzamiento del compromiso de aquellos pioneros para recorrer el camino que fuese necesario para consolidar la hermandad. El trayecto no iba a resultar fácil. Poco después de la Semana Santa se llevó a cabo un entrañable acto para la entrega de pergaminos a los hermanos mayores honorarios, teniendo como escenario el salón del Hogar Juvenil del Frente de Juventudes. Presidió el teniente de alcalde don Antonio Maíz en su doble condición de representante político y presidente de la Agrupación. Estaban presentes el sacerdote don Manuel Hidalgo, coadjutor de la Iglesia de la Encarnación y trabajador incansable por todo aquello que supusiese un avance para los niños y jóvenes (realizaba en Radio Marbella un concurso cultural titulado ´el que sabe, sabe´); el jefe de la policía municipal, Sr. Martínez, acompañado por todos los guardias que estaban libre de servicio; el presidente del gremio de taxis con una amplia representación de taxistas y el delegado local de la juventud también con una significativa representación. Por parte de la cofradía asistió la junta directiva presidida por Vallés. En primer lugar hizo uso de la palabra el doctor Maíz para resaltar la acogida que la nueva cofradía había tenido por parte del pueblo de Marbella en su primera estación penitencial y destacó su intención, como presidente de la Agrupación, de apoyar en todo lo necesario a las cofradías de Marbella, asegurando que de esta ciudad deberían salir en un futuro los desfiles procesionales más importantes de toda la provincia, después de Málaga. A continuación hizo uso de la palabra José Manuel Vallés, visiblemente emocionado, afirmando que La Pollinica había venido a cubrir una necesidad anhelada por todo el pueblo de Marbella; agradeció vivamente el apoyo que durante la Semana Santa habían prestado los componentes de los organismos a los que en este acto se entregaban los pergaminos de hermanos mayores. El delegado local de Juventud, Francisco Lorenzo Cuevas, respondió a estas palabras, destacando la personalidad humana y cristiana de Vallés, de cuya voluntad y esfuerzo había salido la creación de la hermandad; seguidamente le impuso la medalla de oro de la OJE. El acto, una vez entregados los pergaminos, finalizó con un «vino de honor» ofrecido por la hermandad.

Tras el paréntesis del verano la junta directiva reanudó su trabajo, siendo uno de los primeros acuerdos el pedir presupuesto a las madres Adoratrices de Málaga para el bordado del estandarte y escudos de bocinas y capas. Pronto se contó con la citada información y se acordó encargar el estandarte, valorado en 24.000 pesetas, doce escudos redondos para acoplar a las capas a razón de 225 pesetas cada uno y cinco escapularios de igual bordados, rectangulares, para la presidencia y al mismo precio. Fue necesario realizar un adelanto de diez mil pesetas y se comisionó al directivo José Luis Arranz para reclamar de la Agrupación las 25.000 que se adeudaba a la cofradía de la venta de la lotería del organismo para el sorteo de un Seat 600 que se había vendido a lo largo de todo el otoño. Hay un intento de nombrar hermano mayor honorario al Regimiento de Infantería Aragón 17 de Málaga, pero las gestiones no llegan a dar fruto.

 

La directiva se amplió con la inclusión de dos nuevos vocales: Francisco Lara León y Miguel Romero. En la reunión de la directiva del 15 de enero de 1970, se releva a Cesáreo Rodríguez del cargo de tesorero y pasa a José Fernández Millet. De igual forma deja el puesto de vicesecretario José Luis Arranz y lo ocupa Felipe Lasanta de Figueroa, de nueva incorporación. Tratándose de una cofradía eminentemente infantil y juvenil, pronto llegaron a la conclusión de la necesidad de contar con directivos juveniles y ello se hace efectivo en el mes de febrero del año 1970 con el nombramiento como directivos juveniles de Ildefonso Guerrero Rodríguez y Felipe Vázquez Almagro. Con motivo del segundo aniversario de la hermandad, la directiva acuerda contactar con José Luis Estrada Segalerva para que incluyese en su sección del diario Sur «Efemérides malagueñas» el nacimiento de la cofradía; apareció efectivamente el 23 de noviembre con la siguiente leyenda: ´en Marbella quedó en este día constituida y fundada la cofradía de Nuestro Padre Jesús a su Entrada en Jerusalén (Pollinica). Quedó proclamado director espiritual monseñor Rodrigo Bocanegra y hermano mayor, don José Manuel Vallés Fernández.´

Pero la hermandad seguía necesitando de fondos y en este sentido se aprobó una curiosa propuesta del directivo Miguel Romero, consistente en ceder un trofeo taurino plasmado en un toro de oro con objeto de ser entregado al mejor matador de la tradicional corrida del Domingo de Ramos, incrementándose el precio de la entrada en beneficio de la cofradía. Se iniciaron las gestiones pertinentes. No hay constancia de que llegase a llevarse a cabo. Hay documentación de enero de 1971 que refleja el estado de la tesorería de la hermandad con un saldo de 26.600 pesetas. Es el mismo mes en que se acuerda una visita al Alcalde Cantos para que, mediante el Gobernador Civil de la provincia, se haga llegar la propuesta de nombrar hermanos mayores honorarios a los hijos del Príncipe don Juan Carlos de Borbón; la iniciativa no llegaría a pasar del simple intento. Desde el comienzo de su andadura ´La Pollinica´ tuvo como una de sus prioridades la acción litúrgica, por ello es bien significativo y desde luego un hecho importante para la hermandad, que a partir de febrero de 1971 se comenzase a celebrar misa los primeros domingos de cada mes en la sede canónica de la capilla de la Misericordia. Una prueba de que poner la procesión en la calle dejó de ser una preocupación prioritaria es el hecho de que no se refleja en el libro de actas; la hermandad, seguramente, consideraba este acontecimiento como natural y rutinario y sus preocupaciones se encaminaban por otros ámbitos. De igual forma, desde estos primeros años ya existía la idea de crear en un futuro la sección de la Virgen porque se hace mención a determinados puntos de orden procesional para el momento en que la sección de la Virgen sea una realidad. En la sesión de la junta directiva de 18 de febrero de 1971 se realiza una doble felicitación: por una parte al hermano mayor, Vallés, por haber sido nombrado teniente alcalde del Ayuntamiento y al doctor Maíz Viñals al habérsele concedido la medalla de segunda clase de San Raimundo de Peñafort. En 1972 se produce la baja, por asuntos profesionales, del mayordomo procesional y fundador Francisco Desdentado, ocupando el cargo Juan Santos Gutiérrez, abogado y profesor del Instituto Técnico, además de cronista oficial de Coín, que causaba alta en la junta directiva. También se daba de alta a Juan Salas Núñez que pasaría a ocupar el cargo de mayordomo de enseres.

En enero de 1973 se acuerda encargar un nuevo trono con varales de aluminio, que saldría en la Semana Santa del año siguiente, a los talleres de Cristóbal Angulo. Este trono pasaría posteriormente a la cofradía del Barrio Alto: La Columna. En mayo de este mismo año ingresan en la junta directiva Juan Natera Martín, José Becerra Rivas y Francisco Gil Martín.

De la transición a la democracia

Resulta evidente que desde su misma creación las mujeres han sido fundamentales en el crecimiento, engrandecimiento y consolidación de La Pollinica, pero, sin embargo, hay poca constancia documental de ello y rara vez son mencionadas en las actas de la junta directiva o en los cabildos. Una de las excepciones a lo dicho es el acta correspondiente a la sesión del 1 de marzo de 1974 que recoge el nombramiento de Carmen Morales Rondón como Camarera Mayor de la Virgen que acompañará al trono de Nuestro Padre Jesús a su Entrada en Jerusalén.

Es también en este año cuando comienza a hacerse realidad otro de los objetivos de la hermandad: colaborar con los más necesitados y en este sentido se crean bolsas de estudio para aquellos niños, en principio solamente los pertenecientes a la cofradía, con menos posibilidades económicas. En el mes de marzo del 74 se nombra hermano mayor honorario al ´Batallón Legionario Infantil de San Pedro Alcántara», al que se entregará posteriormente el correspondiente pergamino acreditativo junto con el ´Batallón Infantil de Marbella´ que ya había sido nombrado hermano mayor honorario.

Es una constante a lo largo de todos los años de existencia de la hermandad las diversas iniciativas para recaudar fondos y así nos encontramos con que en octubre del 74 se adquiere cien mil pesetas en lotería de Navidad que fue vendida en participaciones de 25 pesetas el cincuenta por ciento y cien pesetas el otro cincuenta por ciento; desde entonces la venta de lotería de Navidad será una actividad repetida cada año, aumentándose progresivamente la cantidad adquirida. A final de este año se inicia la celebración, a las siete y media de la tarde del último sábado de cada mes, de misa para los cofrades en la capilla de San Juan de Dios. Por primera vez hay constancia documental de la celebración de la cena anual de la cofradía deduciéndose del tenor de su redacción que también se habían celebrado los años anteriores.

El mes de enero de 1975 se inicia con el acuerdo, poco importante para la vida exterior de la cofradía pero sí para el funcionamiento interno, de que en cada reunión de la directiva se lleve el libro de actas y se lea obligatoriamente la última y que, de igual forma, el tesorero dé cuenta mensualmente del estado de tesorería. Las reuniones se fijan todos los viernes a las nueve de la noche. La preocupación por la asistencia a estas reuniones es permanente, habiendo constancia reiteradamente del llamamiento a los miembros de la junta y las posibles sanciones, aunque no consta que en algún momento se llegase a ello, aunque sí se dan frecuentes reestructuraciones por parte del hermano mayor.

E 17 de enero de 1975 se procede a una reestructuración de la junta directiva, quedando de la siguiente forma: hermano mayor, José Manuel Vallés; segundo hermano mayor, Antonio Gálvez; asesor jurídico, Felipe Lasanta; secretario, Enrique Vázquez; tesorero, Fernández Millet; vicesecretario, Juan Natera; vicetesorero, José Joaquín Maldonado; camarera de capilla, Mariana Guerrero; mayordomos de enseres, Francisco Gil, Juan Salas y José Becerra; mayordomo de luminotecnia, García Santiago; mayordomos técnicos de trono, Cesáreo Rodríguez y Pedro Iborra; mayordomos de bandas y personal de trono, Francisco Lorenzo y Francisco Gamito; mayordomo de prensa y cronista, Juan Santos; mayordomo de ornamentación, Miguel Romero; mayordomo juvenil, Felipe Vázquez y mayordomos vocales, Francisco Aparicio, José Luis Arranz, Francisco Martos, Enrique Porras y Francisco Desdentado. Como se puede comprobar había un pormenorizado reparto de funciones y denominaciones de las mayordomías poco frecuentes en el mundo cofrade.

El 24 de enero la directiva tiene conocimiento de lo decidido en la última reunión de la Agrupación de hermandades y cofradías referente a la organización por parte de La Pollinica de la procesión del Resucitado el Domingo de Resurrección de 1975. En esa misma reunión de la directiva se trató minuciosamente la organización y el orden de la próxima procesión lo que queda fielmente reflejado en el libro de actas, cosa que no sucedía desde la primera salida. Tuvo una destacada intervención Francisco Gamito, muy aplaudida, afirmando «nosotros somos los labradores de la semilla de nuestra cofradía y debemos tener un contacto mayor que el que actualmente se tiene con los cofrades que se van haciendo mayores.»

A final de enero la junta decide convocar un concurso de pintura, dibujo y composición infantil y juvenil, con el ánimo de difundir la cofradía y la Semana Santa en general. El tema obligatoriamente debía estar relacionado con La Pollinica. Cada centro escolar (ámbito de la convocatoria) debía mandar un máximo de diez trabajos seleccionados por el profesorado. Se establecieron cuatro premios: dos primeros premios para niños comprendidos entre los 6 y 9 años de edad y entre los 10 y 14, consistentes en una placa para el colegio y mil pesetas y lote de libros para los premiados. Dos segundos premios para ambas categorías con placa para los colegios y 500 pesetas y lote de libro para los ganadores (en la convocatoria del año siguiente, las 500 pesetas fueron sustituidas por una cámara fotográfica «kodak instamatic», donada por Pedro Antonio). Los premiados se conocieron el 14 de marzo: en la categoría de 6 a 9 años, el primer premio fue para la niña Juanines Pérez Alarcón del colegio Santa Teresa y el segundo para Alberto Díaz Fraga del Colegio Ecos. En la categoría de 10 a 14 años, el primer premio recayó en María del Pilar García Gutiérrez del colegio Rodrigo Bocanegra y el segundo fue para el trabajo colectivo de María de los Reyes Arconada, María José González y Josefina Ruiz del grupo escolar Hermanos Gil Muñiz. Se concedió igualmente un premio honorífico a la niña Carmen Rodríguez Rueda del colegio Nuestra Señora del Carmen.

En la reunión del 14 de febrero se felicitó a José Joaquín Maldonado por el nacimiento de su primer hijo, al que había solicitado bautizar en la capilla de la cofradía. Donó con este motivo mil pesetas a la hermandad, quedando registrado el recién nacido como cofrade de pleno derecho. El 22 de febrero causan baja voluntaria en la directiva Francisco Aparicio y Francisco Martos y es nombrado mayordomo de honor el fotógrafo Pedro Antonio López Roldán. El 8 de marzo, con motivo de la inauguración de la exposición de trabajos presentados al concurso de dibujo y pintura, se impuso el escudo de oro de la cofradía al Alcalde Cantos Gallardo, a Francisco Palma (futuro alcalde durante unos meses) y al doctor Maíz Viñals.

En la reunión de la directiva de 4 de marzo de 1975 se tributó un sentido homenaje al fotógrafo Pedro Antonio, recogiéndose en el correspondiente acta de esta forma: «se acuerda por unanimidad imponer en este acto el escudo de oro de nuestra cofradía al hermano mayordomo de honor don Pedro Antonio López Roldán, la impone en nombre de toda la junta directiva el hermano mayor, tras un breve pero sentido discurso en el que manifiesta que toda la junta directiva le agradece su gran colaboración desinteresada en pro y engrandecimiento de La Pollinica. El Sr. López Roldán, después de haberle sido impuesto el escudo, con palabras entrecortadas, agradece el homenaje de que ha sido objeto y dice que más que las palabras serán los actos los que hagan honor a esta inmerecida distinción. Fue muy aplaudido.» Es en esta misma reunión donde el hermano mayor expone la posibilidad de que para la Semana Santa de 1976 la cofradía pueda contar con la imagen de una Virgen que sería procesionada en un nuevo trono y que incrementaría el patrimonio de la hermandad. Se acuerda el inicio de gestiones para encargar presupuestos a los diversos imagineros especializados y se discute, sin llegar a nada definitivo, si se debe tratar solamente de una talla o con manto. También se inician los trámites para el presupuesto de un nuevo trono que sea de gran ligereza.

En repetidos momentos de esta narración se hace mención de iniciativas encaminadas a la recaudación de fondos consistentes fundamentalmente en la venta de lotería, rifas, cenas y las propias cuotas de los cofrades, aparte de las tómbolas en la feria, pero en este año de 1975, fin de un régimen político y llegada de otro, La Pollinica consigue algo poco habitual en instituciones cofrades: la concesión por parte del Ayuntamiento de la instalación de un quiosco de helados en la Alameda; el encargado de tramitar con Avidesa su instalación fue Francisco Gamito. Para atender el quiosco debió ser contratada una dependienta a la que se pagó el sueldo base y un tanto por ciento de las ventas.

En septiembre de 1975 se plantea la necesidad de que sean redactados los estatutos de la hermandad, acordándose que en cada reunión de la directiva se confeccionen dos artículos hasta la finalización del total. Para facilitar el trabajo se acordó pedir los estatutos de La Pollinica de Málaga para que fuesen punto de referencia.

En 1973 había fallecido el director espiritual de la cofradía y arcipreste de Marbella, Monseñor Bocanegra Pérez; durante un tiempo fue párroco de la Encarnación don José Miranda, anterior párroco del Santo Cristo del Calvario, parroquia que no contaba con templo y que tenía su sede provisional en la capilla del Instituto Técnico de Bachillerato. Tras el traslado de don José Miranda a Málaga, fue nombrado párroco de la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación don Francisco Echamendi Aristu, tras haber sido titular de varias parroquias en la provincia de Málaga y secretario del Cardenal y Obispo de Málaga don Ángel Herrera Oria. El 30 de enero de 1976 fue cumplimentado mediante visita por la junta directiva de La Pollinica; don Francisco Echamendi se convertiría en el nuevo director espiritual de la hermandad.

Con vista a la salida procesional del año 76 se establece un debate en el seno de la junta directiva en el sentido de dilucidar la hora más conveniente, dividiéndose las opiniones entre los que defendían seguir manteniendo el horario matinal y los partidarios de la tarde. Finalmente se procedió a la votación, obteniendo la propuesta de la mañana siete votos y la de la tarde cinco votos y, por tanto, continuándose con el horario de años anteriores. Durante el mes de marzo se prosiguen las gestiones para la adquisición de una imagen de la Virgen. Para ello una comisión se desplazó a La Línea de la Concepción para entrevistarse con el imaginero malagueño Pedro Moreira. La idea era encargarle al artista las manos y el busto tallados en madera; el presupuesto ofrecido por Moreira era de 50.000 pesetas y, si era ratificado por la directiva, tendrían que comunicarle el nombre de la Virgen para realizar un boceto en barro antes de la aprobación definitiva. La junta, de entrada, aprobó hacer el encargo en la reunión del 18 de marzo, dejando para la próxima la decisión del nombre. Pero, sin embargo, en la reunión del día 26 del mismo mes el asunto no es tratado.

En septiembre de 1976 entran en la junta directiva, tras las bajas de Juan Salas y Miguel Romero, Juan Morales Rondón y Salvador Gámez Amores (propietario de una prestigiosa ferretería delante de la capilla de San Juan de Dios, hoy desaparecida). En la misma sesión del 23 de septiembre se nombran directivos a los cofrades Pedro Iborra Morales (hijo del fundador) y Antonio Caracuel García (actual hermano mayor y abogado en ejercicio). Se acuerda establecer una cuota anual para los directivos de 3.600 pesetas con la obligación de abonarlas antes del Domingo de Ramos. Se decide, una vez que no llegó a buen término las gestiones con el imaginero Moreira, trasladarse a Córdoba para encontrar otro artista que pueda tallar la ansiada imagen de la Virgen. También en esta fructífera reunión se encarga a los directivos Antonio Gálvez, Felipe Lasanta y Juan Santos (en su condición de juristas) la redacción de unos estatutos para la creación de un patronato de la cofradía bajo la denominación de «Patronato cofradía La Pollinica».

La virgen que se hizo esperar

Como puede constatarse en las diferentes actas, desde casi los mismos inicios de La Pollinica, hubo el anhelo expresado repetidamente de contar con una sección de la Virgen, una imagen de la Madre que se integrase en la cofradía. Pero las negociaciones en La Línea, que terminaron en fracaso, hicieron que la adquisición fuese retrasándose, ante la inquietud imposible de disimular por parte de los directivos. El 21 de enero de 1977 se decide que la Virgen que debe ser comprada no sea completa, sino solamente cabeza y manos y se faculta a una comisión de la junta para que inmediatamente compren o encarguen una. Dicha comisión estaba formada por dos directivos veteranos (Antonio Gálvez y Enrique Porras) y dos recién estrenados, José Manuel Orozco Rodríguez y José María Luna Aguilar, que se habían integrado como directivos junto con Juan Enrique Tamayo Martínez, Antonio Luna Aguilar y José Andrés Gómez Mescua. Ambos hermanos Luna Aguilar han sido pregoneros de la Semana Santa de Marbella. Tras la realización de las oportunas gestiones, la Virgen fue adquirida en Antequera y pertenecía al patrimonio cofrade de la hermandad del Dulce Nombre de Jesús y Nuestra Señora de la Paz. En las actas oficiales que reflejan dichas gestiones y la llegada de la imagen, se dice que fue donada y que, a cambio, la cofradía de ´La Pollinica´ realizaba a la de Antequera un donativo de 25.000 pesetas «para sufragar gastos de arreglo de su capilla». Los miembros de la junta directiva votaron la denominación que debería darse a la imagen, saliendo la mayoría a favor de Virgen de la Paz (muchos años después se ampliaría, pasando a ser de la Paz y la Esperanza). Posteriores estudios del Departamento de Arte de la Universidad de Málaga atribuyen la talla al taller de Miguel Márquez, siendo por tanto de la Escuela Antequerana, datada a finales del siglo XVIII. En la reunión del 10 de febrero de 1977 se decidió que la Virgen de la Paz vestiría de blanco con manto verde oscuro y que se encargasen de ella Enrique Porras, José Becerra, José Joaquín Maldonado («Josequín») y Felipe Vázquez. De igual forma se designaron jefes de curia de Ntra. Sra. de la Paz, siendo nombrados Antonio Caracuel, Antonio Luna, Pedro Iborra (hijo) y José Manuel Orozco. Llegados a este punto la hermandad contaba ya con su virgen, que tanto se había hecho esperar, pero no se poseía trono sobre el que poder procesionarla; por ello se encargó a Francisco Gil Martín que pidiese prestado a Manuel Macías, de la Cofradía de Pescadores, el trono de la Virgen del Carmen. El manto fue prestado por la Srta. Soto y las tirantas fueron cedidas por Francisco Cámara Moyano como directivo de la hermandad del Cristo del Amor. La recién adquirida imagen necesitó de unos retoques y tras la semana santa se trasladó al taller para ser restaurado definitivamente. La bendición de la Virgen de la Paz se efectuó en la capilla de la Misericordia, a las ocho y media de la tarde el día 28 de marzo de 1977, oficiándose una misa a continuación por el director espiritual de la cofradía. Además del trono prestado, en aquella Semana Santa en que se estrenaba la sección de la Virgen, procesionó con los guiones de la cofradía del Dulce Nombre de Jesús de Antequera, que abrieron filas y, junto a los penitentes, desfilaron mujeres de mantilla. Este año de 1977 sería el primero en que la procesión se realizaría por la tarde; acuerdo tomado por la directiva el día 10 de febrero, con 13 votos a favor y 10 en contra.

 

En 1976 se creó en Marbella una peña cultural que llevaba el nombre de «El Piyayo» (famoso cantaor flamenco de etnia gitana que fue uno de los personajes más populares de la Málaga de finales del XIX y comienzos del XX, creador de los cantes de Málaga que llevan su nombre). El objetivo era conservar y difundir todo lo relacionado con la cultura andaluza. La directiva acordó por unanimidad nombrar a la citada peña Hermano Mayor honorario, con la entrega del correspondiente pergamino. «Al mismo tiempo y después de congratularse esta junta directiva del nacimiento de esta peña, se le alienta para que tenga el mayor éxito en los fines que se han propuesto, ofreciéndole toda la ayuda que precise de esta cofradía. Como lazo de unión más directo, entre la peña ´El Piyayo´ y esta cofradía de ´La Pollinica´, se acuerda por unanimidad, hacer miembro de esta junta directiva, al de la peña, don Diego Lozano Gómez.» El día cuatro de febrero, una vez finalizada la reunión ordinaria de la junta, se desplazaron a la sede de la peña donde hicieron entrega del acuerdo de nombramiento y del pergamino acreditativo, al tiempo que los directivos pudieron conocer las instalaciones de la peña y fueron agasajados con un vino.

Para el desfile procesional de este año se rechazó la petición de algunos hermanos para que sus hijos pequeños saliesen en el centro del desfile procesional. Resulta curiosa otra denegación que se hace en estas fechas: la posibilidad de que miembros de otras cofradías asistiesen a las reuniones de ´La Pollinica´ para ver cómo funcionaba la hermandad. El hecho de que hubiese esa intención indica el «prestigio» que la hermandad había adquirido en tan pocos años de existencia. La manifestación de la junta en contra se apoyaba en que «el único secreto que existe para que una cofradía o cualquier organización funcione bien, es que exista unión entre todos los miembros y a estar en contacto permanente al igual que nosotros.» A pesar de ese contacto permanente no parece que fuese fácil lograr la asistencia de todos los directivos a las reuniones y, de nuevo, se da un toque de atención en ese sentido, acordándose que después de tres ausencia injustificadas, el directivo sería dado de baja en su cargo. En la reunión del 4 de marzo, el secretario Enrique Vázquez Almagro, pide que se le dé de baja; sería nombrado nuevo secretario Juan Natera Martín (funcionario del Ayuntamiento y anteriormente locutor de radio, uno de los pioneros de la radiodifusión en Marbella). En realidad se trató de un simple «baile» de cargos porque Natera era vicesecretario con anterioridad y Vázquez pasó a serlo.

La cena que habitualmente se celebra el sábado anterior al Domingo de Ramos se acordó en la reunión del 24 de marzo del 77, instaurándose ese mismo día para todos los años sucesivos. En aquella ocasión se celebró en el Restaurante Mena de la Plaza de los Naranjos. Posteriormente se harían cenas, de tipo benéfico, en otras fechas, y desde hace años también se celebra una cena de Navidad. El 13 de abril el hermano mayor expuso la necesidad de que se reestructurase la junta directiva, de forma que aquellos que no pudieran asistir a las reuniones fuesen dados de baja en la directiva y pasasen a ser hermanos honorarios; en este caso se encontraron los señore García Santiago, Santos Gutiérrez, Arranz Ramos, Desdentado Barquero, Gámez Amores, Tamayo Martínez y Lozano Gómez. Todos los demás miembros, excepto Francisco Lorenzo que se encontraba ausente, pusieron sus cargos a disposición del hermano mayor y de dejó para una próxima reunión la designación de los nuevos directivos. El 20 de abril sería nombrada la nueva directiva que quedó así: hermano mayor, José Manuel Vallés; Secretario, de nuevo, Enrique Vázquez; vicesecretario, Juan Natera; Tesorero, Fernández Millet; vicetesorero, José Joaquín Maldonado; mayordomos de túnicas, Francisco Gil y Felipe Vázquez; mayordomos de enseres, José Becerra y José María Luna; mayordomos de capilla, Antonio Luna y Francisco Gamito; mayordomo de arreglos florales, palmas y ofrecimientos de claveles, José Andrés Gómez Mescua; mayordomo del trono del Cristo, José F. Millet; mayordomo de trono de la Virgen, José Becerra; mayordomos de bandas en el desfile procesional, Enrique Porras y Francisco Lorenzo; mayordomo de atención y representación, Antonio Gálvez. El asunto de las faltas a las reuniones de la directiva seguía siendo una preocupación prioritaria y, de esta forma, se acuerda en esta misma reunión algo que ya se había hecho con anterioridad: que tras tres faltas consecutivas de «cualquier miembro de la directiva, no siendo por causa mayor (enfermedad, viajes u otras análogas) será causa de cese de la citada junta directiva.» Se establecieron indicaciones precisas para la uniformidad que debería seguir los directivos en la procesión: los hermanos que acompañaban al Cristo debieron variar su indumentaria llevando zapatillas rojas y cíngulos blancos. Los que acompañaban a la Virgen de la Paz: gorro blanco, capa verde, túnica blanca, cíngulo verde y zapatillas verdes.

En cuanto al aspecto normativo se designó una comisión de Estatutos con objeto de comenzar a redactar los de la cofradía. La comisión estaba integrada por José Manuel Vallés, Antonio Gálvez y Felipe Lasanta. Se fijó como fecha para tener redactado el anteproyecto de estatutos el mes de septiembre de 1977 y posteriormente se sometería a la aprobación de la junta directiva.

Hacia la mayoría de edad

Es muy posible que pueda afirmarse que la Semana Santa de 1977 marcó un antes y un después en ´La Pollinica´. La hermandad se congratuló, al igual que el pueblo de Marbella y los medios de comunicación de la época, de la salida de la nueva Virgen pero, al margen del éxito de la procesión, se había logrado completar el proyecto inicial en el que, desde fechas muy tempranas (según se desprende del Libro de Actas), contemplaba la sección de la Virgen. Por otra parte se avanzaba en la confección de unos estatutos que fuesen aprobados por el Obispado de Málaga y que diesen estructura jurídica precisa a la cofradía y, en tercer lugar se adoptaba el horario de salida vespertino que ya se mantendría definitivamente.

A comienzos del otoño de 1977, de nuevo fue nombrado segundo hermano mayor Antonio Gálvez Ruiz, con todos los votos a favor a excepción del emitido por Francisco Gil Martín. En cuanto al sistema de votación, La Pollinica se adelantó a la llegada de la Constitución del 78 porque se decidió que podrían votar en la junta todos los que hubiesen cumplido los dieciocho años (la mayoría de edad oficial no era hasta los 21 años). En cuanto a los menores de esa edad, tenían voz sin voto.

Se continuaba con la necesidad de recaudar fondos económicos y la experiencia de anteriores años había demostrado que la venta de lotería navideña era un buen procedimiento, de forma que se decidió adquirir lotería por un importe de 640.000 pesetas que se abonó con una letra a noventa días que aceptó Antonio Gálvez y libró José Becerra.

En estas fechas se estaba procediendo al bordado del manto de la Virgen por las Adoratrices de Málaga y confeccionándose la corona y la mesa del trono. En enero de 1978, momento en que la cofradía tenía en su cuenta 110.734,45 pesetas, se nombró hermanos honorarios a Francisco Prados de la Plaza (escritor y crítico de arte) y a su hijo, así como a Luis Sastre.

Aunque había transcurrido muy poco tiempo desde la reestructuración de la junta directiva (menos de un año), en la reunión del 27 de marzo del 78, el hermano mayor hace notar que la gestión realizada no ha sido todo lo satisfactoria que cabía esperar y solicita modificar de nuevo el reparto de cargos a lo que los asistentes dan su aprobación. La composición de la nueva junta quedó de la siguiente manera: mayordomos de enseres, José Becerra y José María Torres (de nueva incorporación); mayordomos de túnicas: Francisco Gil, José Andrés Gómez, Pedro Iborra y Antonio Caracuel; mayordomo de bandas, Francisco Lorenzo; mayordomo del trono de la Virgen, José Becerra; mayordomo del trono de Cristo, José Fernández Millet; mayordomos de capilla, Francisco Gamito y Antonio Luna; secretario, Juan Natera; vicesecretario, José Andrés Gómez y mayordomo de atención y representación, Antonio Gálvez. Se dejó para una próxima oportunidad el nombramiento de tesorero y vicetesorero.

Se acordó incrementar el número de bolsas de estudio, de forma que para el curso 78-79 fueron un total de quince.

En este año de 1978 surgió la idea de montar una caseta en la feria de San Bernabé y así se decidió con siete votos a favor y tres en contra. Ciertamente la tesorería de la cofradía había bajado sensiblemente y aún se debían diversas partidas del anterior desfile procesional, como era el caso de las flores y la gratificación al Batallón Infantil. En octubre de aquel año fue nombrado hermano mayor honorario don Aurelio Ruiz Persantino.

Si tenemos en cuenta los saltos o etapas de silencio que aparecen en el libro de actas, cabe pensar que o bien la frecuencia de las reuniones no siguieron las pautas marcadas, o que sencillamente no se levantó actas de muchas de las reuniones de la junta directiva. Más bien habría que inclinarse por el segundo supuesto, ya que desde el acta que recoge los asuntos de la reunión del 6 de octubre de 1978 se pasa a la de 18 de abril de 1979, tras la salida procesional; es imposible que no existiesen diversas reuniones para la organización de la procesión. También en el caso de La Pollinica, como ha sido frecuente en las cofradías de Marbella, se ha cuidado muy poco el llevar archivos puestos al día que permitan reconstruir su historia con rigor.

Precisamente en 1979 se intenta dar un impulso a las mejoras en la sección de la Virgen, comprándose jarrones para el trono, paño, 40 fajines verdes para los hermanos que acompañan a Nuestra Señora de la Paz; el cofrade José María Torres se comprometió al repujado del citado trono y a la construcción para el mismo de canastillas fijas. El mismo hermano mayor se encargó de adquirir la cruz guía y diversos enseres a la Cofradía malagueña de «Cristo de los Mutilados».

En una etapa aún tan temprana de la cofradía, se expuso la idea, que fue muy debatida, de procesionar a Nuestro Padre Jesús a su entrada a Jerusalén en la mañana del Domingo de Ramos y efectuar la salida de Nuestra Señora de la Paz por la tarde. También se pensó en adquirir una imagen de «La oración en el huerto de los Olivos» para que acompañara a la Virgen de la Paz. La idea no llegó a prosperar.

El ocho de mayo del 79, el segundo hermano mayor, Antonio Gálvez, convocó una reunión extraordinaria de la junta directiva, sin el conocimiento del hermano mayor, Vallés Fernández; no se trataba de ningún género de «confabulación», sino de que el único punto del orden del día giraba en torno a él precisamente. Se trataba de un homenaje que diversos colectivos e instituciones de Marbella iban a tributar a Vallés por sus muchos años de dedicación a la ciudad desde su cargo de concejal del Ayuntamiento de Marbella, e incluso alcalde durante unos meses. Antonio Gálvez pidió a los directivos que la hermandad se uniera al homenaje y la propuesta fue aceptada por unanimidad, acordándose obsequiar al homenajeado con un jarrón de cerámica con las firmas de los hermanos de la cofradía.

Los felices ochenta

En la Semana Santa de 1980, el directivo Fernández Millet ofreció para la Virgen de la Paz el vestido de novia de su esposa, María del Carmen Nieto. José Becerra y Francisco Gamito se encargaron de adquirir dos jarrones y faldón para el trono de la Virgen y seis campanas en Lucena. La cofradía tuvo el honor de que el pregonero de la Semana Santa de Marbella de ese año fue el hermano mayor José M. Vallés. También en aquel año se organizó una exposición de enseres de Semana Santa, con la participación de todas las hermandades, en la Sala de usos Múltiples que existía en la Plaza de la Victoria, en los locales que anteriormente había ocupado el Mercado Municipal, hasta que la falta de sensibilidad política acabó con ella a comienzos de la década de los noventa y de paso destruyó el mural escultórico «Sol de Marbella», una obra de arte de Vicente de Espona, situado en la fachada de la citada sala o casa de la cultura y que había sido una iniciativa de José Manuel Vallés. La Pollinica también exhibió en esa exposición algunos de sus enseres.

En la reunión del 14 de marzo la directiva discutió ampliamente la solicitud por parte de la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de que les fuesen prestados los candelabros de la Virgen, ya que con anterioridad se había acordado que no se prestarían los enseres a ninguna cofradía; no se especifica al motivo de este acuerdo, a priori poco solidario, sobre todo si se tiene en cuenta que en los primeros años La Pollinica prestaba casi todas sus pertenencias; seguramente se produciría alguna mala experiencia. Se acordó que, en caso de prestar algunos enseres, no se hiciese a una cofradía sino a una persona en concreto que se mostrase responsable de la buena conservación y devolución de lo prestado.

En abril de 1980 (reunión de la junta del día 11) se produce el ingreso en la directiva de dos personas que tendrían desde entonces gran peso y entrega al engrandecimiento y consolidación de la cofradía: Antonio Vega Nieto y Francisco Javier Jiménez Gómez. Antonio Vega es fundamental para entender el posterior transcurrir de la sección de la Virgen y su coronación de Nuestra Señora de la Paz, desde uno de los balcones de la calle de San Juan de Dios, es ya una de las imágenes clásicas de la Semana Santa de Marbella, motivo de uno de los carteles anunciadores de la Semana de Pasión, y, sin duda, de los momentos más emotivos de cuantos se suceden en la Semana Mayor. Comenzó ocupando el cargo de mayordomo de capilla que le fue cedido por Francisco Gamito. Vega Nieto es un profundo conocedor de todos los entresijos del mundo cofrade; persona de arraigada fe e infatigable colaborador de cuanta hermandad y cofradía requiere de su capacidad organizadora. Fue autor de unos de los pregones de la Semana Santa de Marbella de factura más sencilla y, sin embargo, de más profundo contenido y sentimiento popular. También ha sido pregonero de la Inmaculada con motivo del ciento cincuenta aniversario de la proclamación del Dogma; este primer pregón mariano fue pronunciado en la Iglesia de la Encarnación el jueves 2 de diciembre de 2004. Francisco Jiménez Gómez, farmacéutico de profesión, miembro de una de las familias más conocidas de Marbella, llegaría a ser el segundo hermano mayor que ha tenido la cofradía y en un momento de gran dificultad, cuando el anterior hermano mayor y fundador, Vallés Fernández, se encontraba gravemente enfermo.

En 1980 se encarga la confección del estandarte de la Virgen y se adquirieron escapularios de Nuestra Señora de la Paz para los hermanos de la junta directiva, así como medallas para todos los devotos de Nuestra Señora.

En la reunión de la junta del 24 de abril de 1980, el hermano mayor plantea la posibilidad de crear la «Casa hermandad de la cofradía», situándola en unos locales de la Avenida del Mercado, de una superficie de 149 metros cuadrados y propiedad del directivo José Becerra Rivas. Los ofrecía a la cofradía en el precio mínimo de coste de dos millones ochocientas cincuenta mil pesetas. La propuesta suscitó un amplio debate en el que se puso de manifiesto que el asunto causaba bastante miedo a los directivos por el elevado gasto que suponía y lo exiguo del montante económico disponible en la cofradía. Se creyó conveniente estudiar muy detenidamente la forma de financiación y la capacidad de reunir fondos por parte de la hermandad; Becerra anunció que daba un plazo de seis meses para que se contase con todos los elementos suficientes para tomar la determinación de compra o no. Tras ausentarse de la reunión, el resto de la junta directiva siguió debatiendo y se llegó a la conclusión de que cada hermano de la junta debería pagar una cuota mensual de 1.000 pesetas, lo que supondría, a razón de 20 directivos, una cantidad anual de 240.000 pesetas que unidas a las donaciones de los devotos podría llegar fácilmente a las 300.000. Se acordó proponer a José Becerra pagarle la compra a lo largo de diez años hasta un importe de tres millones de pesetas sin intereses. La compra no llegó nunca a formalizarse sin que quepa otro motivo más que la falta de decisión a la hora de correr riesgos por parte de la junta directiva.

En junio de 1980 la cofradía rindió un homenaje, mediante una cena en el Restaurante Mena, a la camarera de capilla Mariana Guerrero, al tiempo que se le impuso el escudo de la cofradía y se le entregó diversos obsequios; junto a la homenajeada se encontraron sus dos hijas.

Una vez más, en la primavera de 1980, Francisco Gamito tuvo una idea para intentar engrosar el dinerario de la arcas de la hermandad y propuso a la junta que se vendiesen papeletas en combinación con la Organización de Ciegos; Antonio Gálvez, como jurista, dijo que podría resultar una ilegalidad y que primero tendría que consultarse con la autoridad competente. No se llevó a efecto aunque sí se llegó a sortear con el número de la ONCE varios lotes de 750 litros de gasolina. Mientras tanto la asistencia de los directivos a las reuniones seguía siendo un asunto de gran preocupación y así se manifiesta porque en tres reuniones consecutivas de los meses de junio y julio se aprueba reiterativamente lo que ya se había hecho en varias ocasiones anteriores: tres ausencias consecutivas injustificadas supondría el abandonar la junta. En la sesión del 2 de julio, Fernández Millet, por motivos de trabajo, dejó el cargo de tesorero que recayó en Manuel Padrón que había entrado en la directiva varios meses antes. De igual forma, se acordó encargar tallas y remodelación del trono de la Virgen al escultor y pintor Vicente de Espona Carrera, encargándole para la próxima reunión dibujos y presupuesto del trabajo. El proyecto que presentó Espona y que fue aprobado, consistió en lo siguiente: fondo de laterales de 260 x 40 y frontal de 175×40, revestidos en lámina de latón decorado, con un coste de 35.000 pesetas; dos ángeles para los laterales de 280×65 en madera de embero, tallada, pulida, decorada e impermeabilizada, 150.000 pesetas; dos ángeles orantes de perfil para la frente de 40×50 cada uno, de iguales características en su acabado, 50.000 pesetas; un ángel en actitud mística con las manos cruzadas sobre su pecho, en el que se tallaba la insignia de la cofradía, de 50×65, 35.000 pesetas; Misterios de Gozo de Ntra. Sra., en medidas totales 30×40, en un conjunto de seis placas, fundidas en latón, a diez mil pesetas cada una, 60.000 pesetas. El total del presupuesto ascendía a 330.000 pesetas. Especificaba Espona que todo el conjunto de la obra se realizaría en tres partes independientes para ser fácilmente desmontables y puedan servir de ornato permanente a la Virgen, estando en exposición en la capilla durante todo el año. El importe total fue satisfecho al artista en varios plazos. El trono sigue siendo patrimonio de la cofradía y en algunas ocasiones se pensó en venderlo pero al final ha triunfado el acertado criterio de conservarlo porque es una obra de arte poco frecuente en enseres de Semana Santa.

También pensó La Pollinica en 1981 en contar con la banda de cornetas y tambores de la Legión, encargándose las oportunas gestiones a Francisco Gil. Efectivamente se contó con la intervención de miembros del Tercio Gran Capitán 1º de la Legión de Melilla, con sede en el acuartelamiento “Millán Astray”. El contrato se efectuó con el Coronel del destacamento, José Sánchez Oliva, y el comandante ayudante de la unidad, José Barbadillo Nocea. Acudieron a Marbella un oficial, un suboficial, cuatro cabos y treinta y seis legionarios integrando una escuadra de gastadores y banda de cornetas y tambores. La hermandad tuvo que abonar por la actuación 37.200 pesetas y como parte proporcional del desplazamiento a Marbella y regreso 10.820. Los gastos de manutención y alojamiento corrieron por cuenta de la cofradía. Según se decía en el acuerdo, “el personal contratado deberá ser alojado en establecimientos adecuados a sus respectivas categorías.” Al final el autobús que trajo a los legionarios desde Málaga supuso un desembolso de once mil pesetas y el alojamiento once mil seiscientas. La comida (almuerzo y cena) supuso 800 pesetas en la pensión “Casa Paca”. Se acordó que la Legión se situase en la cabecera de la procesión.

 

Los estatutos del 82

En aquella Semana Santa de 1981, a iniciativa de Francisco Lorenzo, en su calidad de Jefe del Batallón Infantil de Marbella, se impuso a la Virgen de la Paz la medalla de dicha institución. También en esta salida procesional, la Virgen lució un nuevo vestido ante la protesta, que hizo constar en acta, de Enrique Porras que estaba de acuerdo con el nuevo vestuario para exhibirlo durante todo el año en la capilla pero opinaba que la salida el Domingo de Ramos debería hacerse con el mismo de años anteriores.

Tras la Semana Santa la junta directiva dimitió en pleno, poniendo sus cargos a disposición del hermano mayor, quien también dejó su cargo pendiente de nuevas elecciones. Existe un acta de la reunión extraordinaria que se convocó con el motivo inicial de debatir sobre los estatutos que llevaban años elaborándose; hay indicios para pensar que se llevó a cabo en los últimos meses de 1981 pero no puede precisarse el día porque al secretario se le olvidó consignar la fecha. No asistieron los directivos Becerra Rivas y Gil Martín. Nada más comenzar la reunión los hermanos directivos Porras, Gamito y Natera, propusieron que, antes de tratar nada sobre los estatutos y contando con la dimisión de toda la junta, lo más acertado era proceder primero a la elección de hermano mayor y que éste libremente configurase la nueva junta. La nueva directiva que se conformase tendría un periodo de gobierno de cinco años; debería reunirse cuantas veces fuera necesario para trabajar en los estatutos y tendría la obligación de convocar a la asamblea general al menos una vez al año. Los hermanos que no fuesen designados directivos de la nueva junta, tendrían otros cargos y se comprometían a colaborar en todo lo que fuera necesario para la buena marcha de la cofradía. Esta propuesta fue aceptada por unanimidad y se procedió a la elección de nuevo hermano mayor mediante votación secreta. Realizado el recuento de votos resultó que José Manuel Vallés obtuvo 15, Antonio Gálvez 1, Juan Natera 1, Federico Vallés 1 y hubo 1 en blanco. Por tanto, fue reelegido hermano mayor Vallés Fernández. La nueva junta no vario sustancialmente de la anterior por lo que puede decirse que fueron ratificados sus componentes. Realmente la finalización de la redacción de los estatutos resultaba un asunto urgente porque eran reiteradamente reclamados desde el Obispado de Málaga y debían estar entregados con anterioridad a la Semana Santa de 1982. Estuvieron finalizados en el mes de enero y se aprobaron por la junta el día 22 de ese mes, acordándose la realización de copias para todos los hermanos y el envío inmediato al Obispado.

Aunque pueda resultar poco ortodoxa la alianza, en 1982 La Pollinica estuvo atenta a las andanzas de “don Carnal” y decidió la organización de una cena de Carnaval para, una vez más, recaudar fondos.

Se decidió el intercambio de tronos entre los titulares; el del Cristo, que era plateado, pasó a la Virgen y el de Nuestra Señora, de madera, a Jesús sobre su borriquilla. Se encargaron doscientos escudos (cien por cada sección) para ser usados a manera de escapularios en las túnicas.

Para la Semana Santa de aquel año se contactó con el tercio de la Legión destacada en Ronda, dada la cercanía a Marbella. Se compró una nueva corona para la Virgen en condiciones económicas ventajosas porque solamente costó quince mil pesetas. A propuesta del directivo Lorenzo Cuevas, se aprobó una comida de hermandad en el campamento Vigil de Quiñones; esta comida se ha retomado en los últimos años. El 17 de febrero de 1982 hubo reunión extraordinaria de la junta general en pleno para el nombramiento oficial de la nueva junta directiva tras la reestructuración de la cofradía. El hermano mayor indicó cuáles debían ser las condiciones de los componentes y las obligaciones que debían acatar. “Para formar parte de la Junta directiva tan solo hay que comprometerse a dedicar su tiempo libre a la hermandad, cuando ésta lo necesite, así como la asistencia obligatoria a las misas de los primeros sábados de cada mes y, cuando les toque, según turno, a las demás misas de los sábados.” Estas condiciones fueron aceptadas por la gran mayoría a excepción de Francisco Gil, Enrique Vázquez, Felipe Lasanta, Sánchez Núñez y Pedro Iborra Ibáñez, este último por motivos de salud.

En este año de 1982 se constituyó una “comisión de obras sociales”. Aunque la situación económica de la cofradía iba permitiendo hacer frente a los gastos, no puede decirse que nadase en la abundancia, así que el donativo que recibió por parte de Salvador Gámez (15.000 ptas.) supuso una gran ayuda; se le agradeció nombrándole hermano honorario de la cofradía, entregándosele el correspondiente diploma.

En la Semana Santa de 1983 correspondió a La Pollinica procesionar al Resucitado, haciéndolo desde la capilla de San Juan de Dios, en lugar de la Encarnación, como era lo habitual. Procesionó sobre el trono de Nuestra Señora de la Paz.

Uno de los acuerdos de la junta directiva en la reunión del día dos de febrero de 1983, a propuesta del hermano mayor, fue “hacer constar en acta la repulsa de esta junta por la despenalización del aborto por parte del gobierno.”

Lo habitual fue, desde los comienzos de la cofradía, que representantes de la hermandad asistieran a las estaciones penitenciales del resto de las hermandades de pasión, pero rara vez nos consta qué directivos se encargaron de hacerlo. Conocemos la distribución que se realizó en 1983. Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna: José Becerra; Santa Marta: José Joaquín Maldonado; Nazareno: Francisco Lorenzo; Cristo del Amor: Antonio y José María Luna; San Juan: Antonio Caracuel; Virgen de La Soledad: Francisco Jiménez; Santo Entierro: José María Torres y Resucitado: asistencia de toda la junta directiva. Pasada la Semana Santa, se procedió a constituir diversas comisiones para la mayor operatividad de la junta, quedando de la forma siguiente: Comisión de enseres, Felipe Vázquez, José María Torres; comisión de túnicas, Antonio Luna, Francisco Gamito y Juan Natera; montaje de tronos, Antonio Caracuel, José Manuel Orozco, José Becerra, José Fernández Millet, Antonio Vega y José Andrés Gómez; coordinador de mantillas, José Manuel Vallés; conservación de la capilla, Mariana Guerrero y Antonio Vega; distribución del servicio de misas, José Manuel Vallés y Francisco Javier Jiménez.

En enero de 1984, la hermandad recibe una propuesta de compra del trono de la virgen de la Paz con lo que, según el hermano mayor, podría comprarse uno dorado metálico; la directiva se opone a ello rotundamente, considerando que el trono formaba parte del patrimonio de la cofradía además de ser una obra de arte. En este año la Agrupación de Cofradías editó la revista ´El Estandarte´ que fue distribuida por las diferentes cofradías, de forma que del precio de venta, 50 pesetas fueron para la tesorería de la Agrupación y el resto de ganancias para las cofradías vendedoras.

Durante los días 10 y 11 de marzo se celebró un encuentro en Marbella de la Agrupación de Cofradías de Málaga y de Marbella, con asistencia de una representación de la hermandad de La Pollinica; el objetivo fue el intercambio de pareceres entre las cofradías provinciales.

Visitó Marbella en la Cuaresma de 1984 el antiguo obispo de Málaga, don Emilio Benavent, quien pronunció las charlas cuaresmales de Santa Marta y fue el pregonero de la Semana Santa de Marbella. Durante este periodo, el hermano mayor, José Manuel Vallés, presidió la Agrupación de Cofradías. Viajó a Madrid para realizar la presentación del cartel de la Semana Santa y la revista “El Estandarte” en la “Casa de Málaga”. Fotografías de Nuestro Padre Jesús a su entrada en Jerusalén y Nuestra Señora de la Paz fueron publicadas en la revista malagueña “Guión”. Se mandó un escrito al Ayuntamiento, dirigido a Manuel López Gómez, solicitando la remodelación y obras de conservación de la capilla de San Juan de Dios, por ser un monumento histórico de Marbella.

En febrero entran a formar parte de la directiva de la cofradía, presentados por Antonio Vega y José Becerra, los hermanos cofrades Manuel Ruiz y Aquilino Salas.

Una vez pasado el verano, el hermano mayor expone a la directiva la necesidad de acometer la restauración de la imagen de Nuestra Señora de la Paz, existiendo un proyecto de restauración gestionado por Antonio Vega con un imaginero sevillano, aunque no se había aprobado aún el presupuesto presentado a la espera de contar con otros diferentes. El presupuesto del imaginero sevillano, M. Hernández León, fue de 90.000 pesetas, haciendo un nuevo torso, brazos nuevos y retoques al rostro de la Virgen.

En el otoño de 1984 son devueltos los estatutos por el obispado de Málaga para que sean modificados en diversos artículos; se procedió a la nueva redacción y se reenviaron a Málaga. En el mes de diciembre ingresan en la junta directiva José Luis Díaz Aroca, Gabriel Moya Zarza y Jerónimo Álamo Cruzado.

El hermano mayor, con la intención habitual de acrecentar el activo de las cuentas de la cofradía, anunció la celebración de una subasta de arte que se llevó a cabo el tres de abril en los salones del Club Náutico de Marbella.

1985 fue un año en que se celebró una de las cenas de la cofradía más recordada. Se encargó de la organización José Joaquín Maldonado y se eligieron los salones del hotel Skol; fue el 16 de febrero y resultó un éxito absoluto. Simultáneamente a la celebración de la cena, fallecía, víctima de una crisis cardíaca, uno de los fundadores de la hermandad: Pedro Iborra Ibáñez. Se ofició una misa por su eterno descanso en la capilla de San Juan de Dios el sábado 2 de marzo. En las salidas procesionales de ese año los tronos portaron crespones negros en sus campanas. En el pregón de la Semana Santa de Marbella del año 1989, el directivo de la cofradía José María Luna Aguilar recordaba de forma emotiva y entrañable su figura: “Como cada año por estas fechas, de mañana, muy temprano, Pedro –Pedro Iborra- después de haberse tomado un café en el ´Bar Celestial´, se dirigirá, seguramente acompañado por Felipe Lasanta y don Teodoro, a hablar con su tocayo, con San Pedro al que rogará que aparte nubes y nubarrones del límpido cielo marbellí. Y es que hoy, Domingo de Ramos, sale su cofradía, aquella que él, junto con otros entusiastas marbelleros, fundara en aquel, lejano ya, mil novecientos sesenta y ocho.”

Según el informe del tesorero, José María Martínez González, la cena reportó a la cofradía, una vez pagados los gastos, 114.000 pesetas, lo que fue acogido con verdadera alegría por la junta.

La segunda mitad de la década de los años ochenta fueron para la Semana Santa cofrade de Marbella un periodo de sombras antes que de luces, con un descenso de afluencia de hermanos a las procesiones y bastante desinterés en la organización y también en los asistentes a las calles de los recorridos. Comenzó a advertirse el inicio de una etapa de dificultades económicas para el municipio que también se reflejó en el ámbito de las cofradías. Pese a las muchas dificultades surgidas, La Pollinica siguió adelante con el cumplimiento de su objetivo inicial, comenzando una nueva etapa en los primeros años de la década que estaba a punto de llegar.

Los noventa: 25 años en el camino

En el año 1990 se pone en marcha una iniciativa impulsada por el directivo José María Luna Aguilar, historiador del Arte, que cuenta con la entusiasta acogida del hermano mayor y de la junta directiva: la publicación de una revista especializada bajo la denominación de “Hosanna”. Su contenido se relacionaba en la totalidad con el hecho de la Semana Santa, incluyendo trabajos de investigación, artículos de opinión, creaciones literarias, apéndices documentales y el devenir anual de la cofradía. Se abría una nueva dimensión, la cultural, a las actividades habituales de la hermandad, aunque siempre había existido pero en mucha menor medida. Este camino que se comenzaba a andar tendría continuidad en otros acontecimientos posteriores. La buena acogida de la publicación era puesto de manifiesto en el editorial del tercer número cuando se podía leer: “estamos en la seguridad de habernos ganado el respeto, porque siempre hemos querido respetar, a todos aquellos que han querido acercarse a nuestras páginas. Tenemos a gala el haber merecido la atención del archivo de las agrupaciones oficiales de cofradías de Málaga, Granada y Córdoba, al igual que el de la Universidad de Málaga. De hecho en el último número de la revista oficial de la Agrupación de Cofradías y Hermandades de Málaga se hace especial mención a nuestra publicación, destacando la aportación que, junto con publicaciones del mismo tenor de la provincia, hace a la investigación de temas cofrades.” En la primera etapa se logró publicar seis números, el último en 1995, iniciándose un periodo largo de silencio hasta que se retoma la idea en 2003 con la salida del número siete.

Otra actividad cultural se pondría en marcha en el año 1991: los ciclos de charlas cofrades, que se llevaron a cabo durante dos años y que, de igual forma, serían recuperados en 2003. Se celebraron en el salón de actos del colegio Monseñor Rodrigo Bocanegra al encontrarse la capilla de San Juan de Dios en restauración, una de las buenas noticias de los primeros años noventa. En la primera edición de las ´charlas´ destacó la mesa redonda sobre el papel de los medios de comunicación en el auge de la Semana Santa de Málaga capital y ciudades de la provincia; en el coloquio intervinieron Pedro Fernando Merino, jefe de opinión del diario “Sol del Mediterráneo” y Francisco García, jefe de programas de la SER en Málaga y director del programa decano de la radio malagueña sobre Semana Santa. Otra conferencia destacada fue la del historiador y poeta onubense Rafael Chenoll Alfaro, profesor de Historia Antigua de la Universidad de Málaga, archivero de la Archicofradía de los Dolores de San Juan y ex delegado de cultura de la Junta de Andalucía. En el segundo ciclo de charlas cofrades se contó con la intervención del doctor en Derecho Civil y Canónico y ex hermano mayor de la cofradía de la Pasión de Málaga, Francisco José González Díaz. Disertó sobre diferentes aspectos religiosos, históricos, jurídicos y artísticos de la Semana Santa cofrade de Málaga. La segunda charla estuvo a cargo del investigador de la Universidad de Málaga José Antonio Sánchez López sobre la iconografía del paso de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén. El mismo asunto en el arte español fue el centro de la conferencia del doctor Wifredo Rincón, miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. El segundo ciclo de charlas se cerró con la conferencia del periodista de Radio Nacional de España en Marbella, Salvador de la Peña Luque, sobre la saeta como expresión litúrgica, con ilustraciones sonoras a cargo del cantaor Pepe Lara.

Como se mencionó anteriormente la capilla se encontraba en proceso de restauración, con la consolidación de sus estructuras, la sustitución del pavimento y el arreglo de la cubierta, resaltándose el artesonado mudéjar, que se encontraba en muy mal estado. Con este motivo el solemne triduo en honor y alabanza de los sagrados Titulares de la cofradía y por la juventud, los enfermos y los difuntos de la hermandad, se celebró en la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación. También en aquél año de 1992 (marcado por la celebración de la Exposición Universal de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona), coincidiendo con el tercer día del triduo, se impusieron las medallas de la hermandad a los nuevos cofrades; acto que se ha venido repitiendo año tras año. Como ejemplo diremos que en aquella ocasión recibieron la medalla María Esperanza Martín, María Inmaculada Macías, María Maldonado, Rafael Lorente, Sergio Aguilera y Manuel Núñez. Cada Cuaresma los triduos han venido siendo oficiados por el director espiritual de la cofradía, don Francisco Echamendi Aristu. En la Semana Santa del 92 el trono de la Virgen estrenó nueva candelería y el paso procesionó acompañado de cien nuevas hachetas de gran tamaño, de metal plateado que fueron elaborados en los talleres de Cristóbal Martos. En el mes de febrero de este año enfermó gravemente el hermano mayor, José Manuel Vallés; no pudo asistir a la salida procesional y, aunque tras someterse a una delicada intervención quirúrgica, logró recuperarse, seguiría al frente de la cofradía tan solo durante un año más. De acuerdo con lo marcado en los estatutos, el 15 de enero de 1993 se convocó cabildo extraordinario, a las ocho de la tarde del 15 de marzo en la capilla de la Misericordia. El único punto del orden del día fue la elección de nuevo hermano mayor y renovación de la junta directiva. Este fue un año de grandes cambios en la hermandad, precisamente cuando se cumplían (en el mes de noviembre) 25 años de fructífera existencia. Al cabildo hubo gran asistencia de hermanos y se votó por mayoría la única candidatura presentada. La junta entrante estaba formada por Francisco Jiménez Gómez, hermano mayor; Antonio Caracuel García, teniente hermano mayor; Manuel Sánchez Núñez, secretario; Gabriel Moya Zarza, tesorero; Francisco Lorenzo Cuevas, fiscal y Antonio Vega Nieto, albacea de culto.

En la revista “Hosanna” de 1993, el nuevo hermano mayor, Francisco Jiménez, publicaba una carta bajo el título de “queridos hermanos pollinicos” cargada de gran emotividad: “quiero agradecer desde aquí a todos aquellos que depositan en mi su confianza, que espero merecerme, y me alientan a continuar en el caminar de nuestra cofradía, empresa que se me hace harto difícil por tener que sustituir a una persona que lo ha sido todo en La Pollinica: impulsor, fundador y hermano mayor durante muchos años y carácter único y emblemático de esta tarea, que yo espero, con la ayuda de todos, poder continuar en la medida de mis posibilidades. Todos llevamos en el recuerdo a José Manuel Vallés, aglutinador y verdadero faro guía de los veinticuatro años de vida de La Pollinica. Asi, por él, por continuar con la empresa que le animó durante tantos años, debemos sentirnos orgullosos de pertenecer a esta cofradía y continuar cada año impulsándola y engrandeciéndola.”

El mes de enero de 1993 fue importante para la hermandad porque, al fin, una vieja aspiración de la cofradía y un empeño personal del albacea de cultos, Antonio Vega, se hizo realidad: contar con una imagen de “La Oración en el Huerto”. La gestión fue realizada por Vega Nieto en La Línea de la Concepción con el hermano mayor de la “Venerable hermandad de Penitencia Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús en la Oración del Huerto y María Santísima del Amor y del Rosario en sus Misterios Dolorosos”, Jacinto Villanueva Martín, con sede canónica en la Iglesia de San José de la ciudad gaditana. Además de la imagen de Cristo, también acompañaban la figura de un ángel que le ofrece el cáliz. La donación se hizo efectiva el 27 de enero. En el documento de entrega se plasma la intención de la cofradía linense: “La cofradía de la Oración del Huerto hace la donación de ambas imágenes a la Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén, sin recibir a cambio ninguna compensación económica; solamente lo hace por el deseo de que su antigua imagen titular siga recibiendo culto público, y a ser posible vuelva a procesionarse; por lo tanto, a partir de esta fecha ambas imágenes son propiedad de la cofradía de Nuestro Padre Jesús a su entrada en Jerusalén y Nuestra Señora de la Paz de la ciudad de Marbella, la cual se compromete a su colocación al culto público y, cuando lo considere conveniente y le sea posible, procesionarla de nuevo.” La donación de las citadas imágenes había sido autorizada por la Vicaría General del Obispado de Cádiz-Ceuta. De igual forma se donaban las potencias doradas del Cristo. Se trata de figuras elaboradas en pasta de madera y escayola, adquiridas por la cofradía de La Línea en el año 1945, procedentes de los talleres “El Arte Cristiano” de Olot. Se representa a Jesús orando en el Huerto de los Olivos, con las manos juntas y mirada alta e implorante. Fue procesionada hasta el año 1954 y volvió a hacerse entre 1971 y 1991, año este último en que la cofradía adquirió una nueva talla. En 1971 se le realizó una restauración total en el taller del artista malagueño Antonio Ilustre. La imagen del ángel es de similar autoría y procedencia y también sometida a restauración. Originariamente ambas imágenes estaban unidas, pero fue en 1975 cuando la cofradía decidió separarlas para un mejor manejo y visibilidad en el paso; la separación fue obra del artista linense Víctor Quintanilla. La Pollinica comenzó a tramitar ante el obispado de Málaga la posibilidad de procesionar el citado grupo escultórico, ya que la propia cofradía había incluido “La Oración del Huerto” como parte de la denominación y con esa intención penitencial se había traído a Marbella. Reiteradamente el Obispado ha denegado tal posibilidad, apuntándose como un argumento fundamental en contra que no existe una devoción real en Marbella que haga demandar la procesión. Ciertamente que esta negativa ha supuesto a lo largo de los años una frustración para buena parte de los cofrades y especialmente aquellos que más de cerca vivieron todo el proceso de cesión. De las intenciones originarias de la cofradía linense, solamente el culto en la capilla de San Juan de Dios es lo que ha podido cumplirse. Una narración como esta no puede más que hacer constar la situación actual y no entrar en otro tipo de análisis que, sin duda, cabría hacer sobre la actitud del Obispado de Málaga. La Pollinica, aunque sea un asunto no prioritario en la actualidad, no pierde la ilusión de que algún día pueda verse en las calles de Marbella “La Oración del Huerto”.

Cumplir 25 años, un cuarto de siglo, y gozar de la vitalidad que poseía La Pollinica en aquel 1993, era motivo de orgullo y satisfacción para los hermanos cofrades, pese a los malos momentos que en otros aspectos se estaban viviendo. La conmemoración se repartió entre el 93, año del acta fundacional, y el 94, cuando se cumplieron 25 años de la primera salida. La junta directiva acordó crear una comisión del 25 aniversario que se encargó de canalizar y dar forma a las ideas y proyectos que surgieron con este motivo. El presidente de la comisión fue Francisco Lorenzo, fiscal de la hermandad. Otra comisión que surgió en este año fue el de la reforma de los estatutos de acuerdo con las nuevas normativas en materia de gobierno de las hermandades y cofradías.

Con este motivo de conmemoración el 27 de noviembre se celebró la Santa Misa en la capilla de San Juan de Dios o de la Misericordia y seguidamente se pasó a la jura de estatutos y entrega de medallas, después se cantó la salve y se pasó a la cena de hermandad en el Hotel San Cristóbal, en la que pusieron en juego todo su buen hacer Cristóbal Parra y Gregorio Aranda. A los postres hubo discurso del hermano mayor, Francisco Jiménez, lectura del acta fundacional por el primer secretario, entrega de placas de recuerdo a los fundadores y palabras del primer hermano mayor y fundador. Recibieron placas: Mariana Guerrero, José Fernández Millet, Francisco Martos, Manuel García Santiago, Francisco Gamito, Pedro Iborra (recibida por María Morales), Francisco Lorenzo, Francisco Desdentado, Cesáreo Rodríguez, Enrique Porras, Antonio Gálvez y José Manuel Vallés. Juraron los estatutos y recibieron medallas de la hermandad: Encarnación Herrera, Josefa Galiano, Josefina Feliú, Francisco Desdentado, Francisco Martos, Manuel García Santiago, José Luis Morales Marín y Enrique Porras. La hermandad recibió un regalo muy especial con motivo del 25 aniversario: una marcha procesional en honor de Nuestra Señora de la Paz que fue compuesta por Rafael Fuentes, director de la Academia Municipal de Música y director de la Banda de Música de Marbella hasta su jubilación en 2004.

En la edición de 1994 de “Hosanna”, el periodista José Luís Arranz, uno de los fundadores, escribía: “me parece que fue ayer y han pasado ya 25 años. Una llamada telefónica de nuestro buen amigo José María Luna me dio la clave de que el tiempo transcurre con más velocidad de lo que quisiéramos y aunque es algo sabido hasta la saciedad, lo cierto es que yo me quedé de piedra.

-¿ya 25 años?, pregunté.

Cuando colgué me quedé pensativo, callado, dejando correr la memoria hacia aquellos deliciosos años en los que, en plena juventud, un reducido grupo de amigos decidió, por amor a una Fe, a unas creencias y a un espíritu que aún hoy nos invade, fundar una cofradía que la Semana Santa de Marbella pedía a gritos: La Pollinica. (…) José Manuel y yo habíamos salido de la Iglesia de la Encarnación de escuchar la misa vespertina. Era un día cualquiera de la semana. Bajábamos por el llamado Chorro África hacia la Alameda, hablando de la ya cercana Semana Santa. Fue José Manuel quien, sin pensarlo dos veces, me interrogó:

– ¿Por qué no intentamos fundar la Pollinica, que en Marbella no existe? A los niños seguro que les gusta y podríamos contar con ellos.

– Por mi encantado (le dije). ¿Cuándo empezamos?

No llegamos a cruzar hacia la Alameda. Dimos media vuelta y fuimos a hablar con dos compañeros y amigos: Enrique Porras y Paco Desdentado, tras escuchar nuestra ´descabellada´ idea, se sumaron inmediatamente gustosos a ella. (…) ¡Qué bien acogió don Rodrigo Bocanegra la idea! Tan bien que nos ilusionó doblemente, que nos animó y que no tardó en darnos como sede de la cofradía la capilla en la que hoy está que por aquel entonces permanecía cerrada y a la que tuvimos que dedicar muchas horas para ponerla en condiciones.”

En la misma publicación también se refería al feliz aniversario el fundador y hermano mayor durante los primeros 25 años, José Manuel Vallés: “quisiera recordar hace años, tantos, que tenía cinco cuando salí por primera vez en una cofradía, La Pollinica de Málaga. Desde aquél año, la palma siempre estuvo en el balcón de mi casa. Tras haber pasado muchas Semana Santas, muchas Semanas de Pasión y, ya en Marbella, tenía en mi sentir cofradiero que Nuestro Padre Jesús a su entrada en Jerusalén, La Pollinica, al igual que hacía en Málaga, recorriera las calles de Marbella. (…) Como primeros cofrades nuestros hijos, niños de diversos centros escolares de Marbella y en especial del Colegio Rodrigo Bocanegra. Hoy muchos de aquellos niños, hombres que se hicieron con nosotros en ser cofrades, en vivir una hermandad desde dentro, puesto que creo que habrá sido La Pollinica de Marbella, la primera que tuvo en su junta de gobierno miembros con catorce años, bella savia que tanto fructificó. Hoy, en 1994, muchos de aquellos niños son los que la dirigen y la llevan…”

Junto a los momentos de felicidad por el aniversario, 1993, iba a deparar también la grave enfermedad de otro de los fundadores y durante mucho tiempo mayordomo de trono, José Fernández Millet, al que se le detectó un tumor en el nervio acústico cuyo tratamiento no era prestado por la Seguridad Social ni tampoco era operable en España. Se necesitaban más de tres millones de pesetas para poder ser intervenido en el extranjero. La Cofradía abrió una cuenta en el Banco Español de Crédito, organizó sorteos y una cena en el mes de julio en la Academia Gastronómica para logra reunir esa cantidad. La respuesta solidaria fue unánime y Fernández Millet fue operado con éxito.

En marzo del 93 comenzó a editarse una sencilla hoja informativa donde se reflejaban las actividades y vida de la cofradía; se llamaba “Palmas y Olivos”. Posteriormente dejó de publicarse y se retomó por la actual junta de gobierno.

Desde hacía muchos años los hombres de trono del Cristo anhelaban poder contar con un nuevo trono; por fin en la Semana Santa del 93 pudo estrenarse un nuevo frontal realizado en el taller del orfebre de Lucena, aunque vecino de Fuengirola, Cristóbal Angulo Ramírez, que entonces contaba con 34 años de edad, hijo de Francisco Angulo Servian, discípulo de García Armenter y Martínez Cerrillo. Cristóbal Angulo es licenciado en Psicología pero se dedica de lleno a la orfebrería de Semana Santa. Este frontal era la primera fase de un proyecto total que había diseñado Francisco Angulo. En el diseño destacan los elementos barrocos, con líneas quebradas y volúmenes alternos. También el Domingo de Ramos de ese año la cofradía recibió la visita del hermano Escobar, de los Hermanos Obreros de María, artífices de la “Ciudad de los Niños”, como habitualmente venía ocurriendo para conseguir fondos para la institución.

En la Feria de Día de San Bernabé, al igual que en 1992, se instaló una barra para allegar fondos con los que pagar el nuevo trono que estaba siendo sufragado por los hombres de trono. Persona clave en el montaje de estas barras de feria ha venido siendo el cofrade José Román. Los resultados fueron magníficos y se pudo pagar en su totalidad la fase del proyecto hasta entonces concluida. Pero los portadores del Cristo estaban decididos a sacar a la calle la obra terminada en la Semana Santa de 1994 y así lo expresaron a la junta directiva proponiendo las cuatro imágenes que irían en las cuatro capillas que lleva el trono.

El tercer milenio

1994 se inició espléndidamente para la cofradía con la puesta en práctica de una idea del albacea de culto, Antonio Vega, consistente en un besamanos de Nuestra Señora de la Paz, el 24 de enero, coincidiendo con el día de su celebración. Hay que decir que Antonio Vega era denominado en uno de los números de “Hosanna” como “marbellero de la gran puñeta”, una forma humorística y cariñosa para referirse a esas personas venidas desde otras latitudes y que han contribuido al engrandecimiento de Marbella y, muy especialmente, de la Semana Santa; la expresión tuvo fortuna y hoy es recurrente en el mundo de las cofradías marbelleras, aunque, a la cabeza siempre estará Antonio Vega. La respuesta popular fue masiva y desde entonces ha venido realizándose cada año. Ese mismo día se celebró una Misa y a continuación se interpretó por parte de la Banda Municipal de Música el himno a la Virgen de la Paz de su director Rafael Fuentes. El 17 de marzo se efectuaría un Solemne Besapiés en honor de Nuestro Padre Jesús Nazareno a su Entrada en Jerusalén. En este año la Virgen sería, además de la Paz, de la Esperanza, denominación con la que se refirió a ella Monseñor José María Cirarda que visitó la capilla el once de marzo, al encontrarse habitualmente ataviada con colores blanco y verde. Fue un buen año para la sección de la Virgen. También estrenó una nueva saya, inspirada en una tradicional de la Macarena de Sevilla que es conocida como la de “las corbatas”, a causa de los llamativos pliegues que rematan la guirnalda bordada que recorre el bajo del vestido. Esta nueva saya fue obra del sevillano José Antonio Huertas, discípulo de Piedad Muñoz y Esperanza Elena Caro.

Todas las miradas se dirigieron hacía Nuestro Padre Jesús a su entrada en Jerusalén, necesitado de una nueva talla, en la que se llevaba pensando hacía tiempo y que se había decidido conseguir cuanto antes. Pero lo cierto era que la sección del Cristo también estaba experimentando destacadas mejoras; el 27 de marzo de 1994, Domingo de Ramos, Nuestra Padre Jesús en su entrada triunfante en Jerusalén estrenó el nuevo trono que se había iniciado, en la primera fase, la Semana Santa del anterior año. Los hombres de trono, con Pedro Iborra Morales al frente, estaban satisfechos tras un extraordinario esfuerzo para poderlo conseguir. Todos se felicitaron por el trabajo de Cristóbal Angulo, el mismo autor de la Custodia de plata de la iglesia del Santo Cristo del Calvario.

También este año, el directivo José María Luna Aguilar tuvo una brillante intervención en el libro “Semana Santa de Málaga y su provincia”, editado por el servicio de publicaciones del Obispado de Málaga; Luna Aguilar se encargó del capítulo referido a Marbella. La obra fue presentada en el Hospital Bazán con asistencia de la entonces delegada de cultura, Pilar Cárdenas y el coordinador de la edición, Eduardo Nieto.

La década de los noventa avanzaba y también lo hacía La Pollinica bajo la dirección de Francisco Jiménez y su Junta. Puede afirmarse que la Semana Santa cofrade, en general, comenzaba en Marbella un “despegue” que iba a mantenerse en los años sucesivos y que hizo posible un regreso de los jóvenes a las cofradías y unos desfiles procesionales brillantes. A mitad de la década la Virgen de la Paz y la Esperanza estrenó parte del bordado del nuevo manto. Fue obra del mismo bordador de la nueva saya, José Antonio Huertas, con taller en Sevilla y autor de excelentes trabajos para diversas cofradías andaluzas. Su trabajo mostraba una lograda labor de recamado con motivos vegetales conteniendo la figura de la paloma y el ancla como símbolos de paz y esperanza. Otra actuación en la sección de la Virgen fue realizada por el malagueño José Dueñas; consistió en la restauración del rostro con ligera modificación de las facciones y nueva policromía y el candelero que se encontraba necesitado de renovación.

Fueron situadas en el Altar Mayor de la Capilla de San Juan de Dios dos nuevas imágenes, una de San Juan de Dios y otra de San Camilo Lelis, los patronos de las dos órdenes hospitalarias masculinas más significativas de España. La primera había sido adquirida por la hermandad y la segunda donada. También se volvió a exponer al culto, tras nueva policromía realizada por el cofrade Rafael Lorente, la antigua imagen de San Nicolás que se encontraba originariamente en la desaparecida ermita de Guadalpín; la veneración por esta imagen era mucha en Marbella y las visitas masivas cada lunes dio lugar a los denominados “lunes de San Nicolás”. Con anterioridad existió en la capilla de San Juan de Dios una imagen de San Enrique que fue cedida a la Comunidad de vecinos Parque San Enrique, donde permanece. De igual forma comenzó el acondicionamiento de los locales que el Ayuntamiento había cedido a la cofradía en el hospital Real de San Juan de Dios. Esta cesión supuso un gran desahogo para la hermandad que vio como podía organizar mucho mejor sus enseres y el desarrollo en sí de la vida interna de la cofradía.

1997 sería un año muy triste para La Pollinica porque su primer hermano mayor y fundador, José Manuel Vallés Fernández, tras cinco años de lucha contra el cáncer, falleció en el mes de junio; con él se iba un histórico de la Semana Santa cofrade de Marbella y otro de esos marbelleros de “la gran puñeta” que dio toda su vida profesional y sus ilusiones por el crecimiento material y espiritual de la ciudad. Hasta el día de hoy todos los que ostentan cargos de responsabilidad en la hermandad estuvieron en algún momento vinculados a Vallés. Una inscripción en mármol recuerda en la capilla de la Misericordia su periodo al frente de La Pollinica. Su hijo, Federico Vallés Segarra, es miembro de la actual junta directiva.

El empeño por renovar las viejas imágenes de Olot hizo que se decidiese encargar una nueva talla al sevillano Juan González García “Ventura”, que estuvo terminada en 1999, siendo bendecida el 16 de marzo por don Francisco Echamendi, en el transcurso del Triduo Anual celebrado en la capilla de la Misericordia. Hizo su primera salida el Domingo de Ramos de ese año. El antiguo grupo escultórico fue donado a Coín donde procesiona en la actualidad.

En el siglo XXI

Ni el paso del cometa, a finales de la década de los noventa, ni las agoreras profecías para el dos mil, evitaron la entrada en el siglo XXI, previa celebración del Jubileo del 2000 al que, junto con la Iglesia de la que forma parte, La Pollinica prestó especial atención. A caballo entre un siglo que se iba y otro que llegaba, se marchó otro cofrade significativo en un momento dado de la trayectoria de la hermandad, el fotógrafo Pedro Antonio López Roldán, que falleció repentinamente en su domicilio de la “semanasantera” calle Huerta Chica; en su cámara quedaron fijadas cientos de imágenes de la Semana Santa de Marbella, entre ellas un buen número de carteles anunciadores de la Semana de Pasión.

Los primeros años de la nueva centuria iban a ver una transformación de la Hermandad de gran profundidad, aunque siempre tomando como base los sólidos cimientos que se habían fraguado durante los mandatos al frente de la cofradía de José Manuel Vallés y Francisco Jiménez; éste último miembro de la actual junta directiva.

Fue en octubre de 2001 cuando Francisco Javier Jiménez, en su calidad de hermano mayor, convocaba Cabildo Extraordinario de elecciones, dirigiéndose a los cofrades en los siguientes términos, mediante escrito personal: “este año 2001 es el cuarto de gobierno de la actual junta directiva y, como viene reflejado en los estatutos de esta cofradía, es mi deber y obligación convocar el Cabildo Extraordinario de Elecciones, que tendrá lugar el próximo día 14 de diciembre, viernes. Como quiera que el periodo que dictamina los estatutos de presentación máxima como hermano mayor es de dos legislaturas, y este periodo se ha cumplido con creces, os hago llegar mi más sincero agradecimiento y felicitaciones por los años que he tenido el orgullo de estar al frente de esta hermandad. Queda abierto el plazo de presentación de candidaturas. (…) ¡Esta es la ocasión para demostrar vuestro cariño por la cofradía! ¡Tú decides! Esperamos tu asistencia.”

Únicamente se presentó una candidatura encabezada por Antonio Caracuel García que sería votada mayoritariamente y que constituiría la nueva junta directiva que permanece en la actualidad. Buena parte de los miembros del actual órgano de gobierno de la hermandad son antiguos alumnos de Vallés e ingresaron como cofrades siendo aún niños, por lo que han crecido al mismo tiempo que lo ha hecho La Pollinica. En la junta de gobierno que sale de estas elecciones aparece una mujer: Amalia Rodríguez.

La nueva junta, de inmediato, comienza a dar nuevos aires al funcionamiento de la hermandad, siempre desde la memoria agradecida a la trayectoria de las décadas anteriores. Se procede a crear un nuevo sistema informático. Se crea una comisión negociadora de la Sede Mediata de la cofradía compuesta por Antonio Vega, Francisco Gil, Antonio Gálvez, Francisco Jiménez, José María Luna y Juan Guzmán. Acuerdan entregar una placa y medalla a los hermanos fundadores en la cena de hermandad de la noche anterior a la salida y una placa conmemorativa en reconocimiento de su labor a la anterior junta de gobierno. Por unanimidad se decidió que Francisco Jiménez fuese nombrado hermano mayor honorario de la cofradía.

Imbuidos de la necesidad de mantener una constante comunicación interna, se aprobó emitir un boletín informativo mensual; más tarde se pensaría en retomar “Palmas y olivos”, la hoja informativa que había realizado esa labor durante un corto periodo en los noventa. También se retomaron, a partir de 2002, las charlas cofrades, que se han venido celebrando en el salón de actos del Colegio Rodrigo Bocanegra, despertando el interés del mundo cofrade.

La nueva directiva se encuentra con un problema en los inicios de 2002: la posibilidad de no poder utilizar las instalaciones del Hospital de San Juan de Dios, en malas condiciones de conservación y en espera de obras de rehabilitación que se anunciaban inmediatas. Ante esta perspectiva, se pensó en realizar diversas gestiones para encontrar un lugar alternativo. Se pensó en tres posibles ubicaciones: propiedad de la viuda de Salvador Gámez, locales de catequesis de la Iglesia de Ntra. Sra. De la Encarnación y la antigua Academia de Cerámica de la Plaza de José Palomo. La comisión negociadora con el Ayuntamiento se puso a trabajar de inmediato.

El 7 de febrero de 2002, a las siete de la tarde, comenzó su funcionamiento la página web de la cofradía, con la denominación “lapollinica.org”. Por otra parte, con la idea de potenciar las actividades culturales de la hermandad, se encargó la confección del boletín “Palma y Olivos” y la revista “Hosanna” a José María Luna Aguilar y Francisco Moyano Puertas, que entonces era director del Colegio Concertado “Monseñor Rodrigo Bocanegra” (casi inmediatamente comenzaría a ser impagable la colaboración de Antonio Luna y del pintor José Sánchez Moyano).

Las primeras gestiones realizadas con el Alcalde Julián Felipe Muñoz Palomo, dieron como resultado el compromiso del Ayuntamiento de facilitar un local situado junto al edificio consistorial y ceder temporalmente la academia de cerámica quince días antes de la salida procesional. Por otro lado (y eso era lo más importante de cara al futuro), se comprometía a devolver las antiguas instalaciones del Hospital Real una vez finalizadas las previstas obras, o bien ceder otro recinto similar cercano a la capilla, preferentemente la academia de cerámica.

En febrero de 2002, en visita del hermano mayor Antonio Caracuel y el miembro de la junta, Federico Vallés, al Obispado de Málaga tienen conocimiento de la aprobación de los nuevos estatutos pero con la supresión de “La Oración en el Huerto” como parte de la denominación. Según el anterior hermano mayor existe un documento en el que el Obispado ya había concedido autorización para esa denominación. La vieja aspiración de contar con el nuevo grupo recibe, de nuevo, un rechazo frontal y un aplazamiento “sine die” por parte de la autoridad religiosa.

En el mes de marzo fue nombrado Hermano Mayor Honorario el Colegio Monseñor Rodrigo Bocanegra por su vinculación a la hermandad desde su fundación y mantenida a lo largo de los años. Se hizo entrega de una placa en acto público celebrado en la capilla de San Juan de Dios, con asistencia del hermano mayor, Antonio Caracuel, y miembros de la junta directiva, el director espiritual de la hermandad, don Francisco Echamendi, el secretario técnico de la Fundación Diocesana de Enseñanza Santa María de la Victoria (a la que pertenece el colegio), Francisco José González Díaz, el presidente de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos, Alfonso Sánchez Cuevas y el director del centro, Francisco Moyano.

En el otoño de 2002 se decidió retomar la antigua costumbre de un día de convivencia en Vigil de Quiñones, encargándose la organización al directivo José Manuel Orozco.

El año 2003 será recordado en la historia de La Pollinica porque, finalmente, tras las negociaciones realizadas con el alcalde Julián Muñoz, el Ayuntamiento cedió la antigua academia de cerámica de la plaza de José Palomo para Casa Hermandad, haciéndose entrega efectiva de la misma el día 28 de febrero. Con tal motivo se organizó un emotivo acto, a primeras horas de la tarde, con asistencia de la directiva de la hermandad, gran cantidad de cofrades y miembros del equipo de gobierno del Ayuntamiento presididos por el Alcalde. La plaza de José Palomo era un auténtico hervidero humano. El acto se inició con los acordes de la Agrupación Musical Batallón Infantil; a continuación intervino el alcalde Muñoz Palomo, afirmando que “el pensamiento es libre y cada uno puede ser de la política que quiera, lo que no representa obstáculo para que el Ayuntamiento ayude a las cofradías.(…) Siempre estaremos para cualquier demanda que soliciten los vecinos porque lo que queremos es hacerlo bien y cuando pasemos por la calle lo que recibamos sea una sonrisa.” A continuación se dirigió a los asistentes el hermano mayor, Antonio Caracuel para agradecer a la corporación “el apoyo siempre mostrado”, especialmente de Muñoz y del teniente alcalde de Nueva Andalucía en aquel momento, Juan Guzmán, quienes, según Caracuel, hicieron práctica del dicho “no dejes que los árboles te impidan ver el bosque”. Seguidamente pronunció unas palabras el director espiritual de la hermandad, Francisco Echamendi, reclamando el “calor de hogar” para la nueva casa de hermandad y pasando a continuación a bendecir las instalaciones. El Alcalde descubrió un mosaico con el nombre de la cofradía al tiempo que recibía una placa en señal de agradecimiento, así como un ramo de flores para la delegada de Cultura y Enseñanza, María Dolores Miñones. Finalmente los asistentes disfrutaron de un almuerzo de hermandad que habían organizado José Manuel Orozco y Leandro Nieto.

En la Semana Santa de 2003 la cofradía de La Columna y Virgen Blanca, estrenó un nuevo trono para la Virgen, obra de Juan Carlos García Díaz, elaborado en madera de caoba. La hermandad de La Pollinica fue madrina del acto de bendición, con asistencia del hermano mayor y junta directiva. Se hizo entrega de una placa con los Sagrados Titulares.

La cofradía convocó un concurso de redacción escolar sobre el Domingo de Ramos y la hermandad de La Pollinica, destinado a los alumnos de todos los centros públicos, concertados y privados de Marbella. La redacción ganadora se convertiría en el primer pregón juvenil de la cofradía. La ganadora fue la estudiante de tercero de ESO del Colegio Rodrigo Bocanegra, Ana Belén Valle Calle, que pronunció el pregón en la capilla de San Juan de Dios, con gran asistencia de público e interés por parte de los medios de comunicación.

En diversas reuniones de la junta directiva a lo largo de dos mil tres se pone de manifiesto la necesidad de formación catequética y cofrade. Se trata de la posibilidad de que la cofradía imparta catequesis dirigida a los niños que hayan realizado la primera comunión, contándose con la buena disposición del director espiritual. Se piensa que Antonio Vega, Amalia Rodríguez y Antonio Diaz Aroca podrían encargarse de esta labor. De igual forma se cree adecuada la celebración de cursos de formación cofrade para todos los hermanos. La junta ve positivo que puedan celebrarse bodas y comuniones en la capilla para miembros de la hermandad; en el caso de los bautizos hay indicaciones precisas en contra emanadas del Obispado de Málaga. No se ve cual es la razón pastoral profunda para dicha negativa, pero ya se sabe que, a veces, como los caminos del Señor, las decisiones de la jerarquía de la Iglesia son “inescrutables”.

La recién estrenada Casa de Hermandad muestra una serie de desperfectos, especialmente en el tejado, que necesitan de urgente restauración. Para ello se pidió la opinión y proyecto de un arquitecto. El directivo Federico Vallés Segarra sugirió levantar un piso más a la casa, decidiéndose pedir al mismo arquitecto si tal posibilidad existe.

Se retomó la edición de la revista “Hosanna” publicándose el número 7 en 2003 y el 8 en 2004. En esta nueva etapa se incluyen también entrevistas, habiéndose publicado una con el Obispo de la Diócesis, don Antonio Dorado Soto y otra con el director espiritual de la cofradía y de la Agrupación, don Francisco Echamendi.

Desde la Semana Santa de 2004 la “Banda de Cornetas y Tambores (Batallón Infantil)” ha pasado a ser banda propia de La Pollinica. La agrupación musical tiene la obligación de llevar una contabilidad que debe ser presentada a la junta directiva una vez al año, teniendo su propia autonomía económica. La cofradía se comprometió a asesorar a la banda en todos sus compromisos, estableciéndose una relación contractual por un periodo de cinco años con posibilidad de prórroga. Mientras dura la vigencia del contrato, la cofradía tiene prioridad para las actuaciones de la banda. Todos los músicos pasaron a ser hermanos de la cofradía. Tocaron el día del pregón juvenil y el pregón de la Semana Santa de 2004, pronunciado por el cofrade Antonio Luna Aguilar. La banda grabó un disco con diversas marchas en el que figuran los símbolos de la cofradía y las imágenes de los Titulares. Esta música fue incluida en la página web.

Gracias a la colaboración del cofrade Jesús Giráldez pudo restaurarse la puerta de la capilla, donde figuran los escudos de los Reyes Católicos y de la orden hospitalaria de San Juan de Dios. La puerta lleva doble sujeción en la parte superior y en la parte inferior, todo dentro de un cojinete para no rozar el suelo y forrado en ángulo de ochenta para que no se pueda hacer palanca. El presupuesto de cerrajería fue de 1.554 euros y la carpintería 500 euros.

En enero de 2004 fue nombrado jefe de protocolo de la hermandad Jesús Lorenzo Tapia (abogado en ejercicio), hijo del fundador Francisco Lorenzo.

Una representación de la cofradía, con el hermano mayor al frente, asistió al V Congreso de Pollinicas de Andalucía que tuvo lugar en Sanlúcar. Allí se propuso que el VI se celebrase en Marbella; fue aprobado por la junta permanente y el hermano mayor lo propuso a la junta de gobierno. Se estableció contacto con la concejala de turismo, María José Lanzat, y la Alcaldesa María Soledad Yagüe, contándose con el apoyo municipal. La junta de gobierno aprobó la propuesta por unanimidad.

En la Cuaresma de 2004, la capilla de San Juan de Dios fue el escenario de una exposición de tronos en miniatura, reproduciendo los pasos de diversas cofradías malagueñas. El autor de estas pequeñas obras de arte, Juan García Valladolid, recibió, en agradecimiento una placa conmemorativa.

En junio de 2004 se procedió a una modificación de la junta de gobierno, con la sustitución del albacea Daniel Lima por Antonio Vega. La junta permanente quedó formada por Antonio Caracuel, hermano mayor; Federico Vallés, teniente hermano mayor; Antonio Luna, segundo teniente hermano mayor; Francisco Gil, secretario; José Manuel Orozco, mayordomo; Francisco Javier Aparicio, tesorero; Francisco Gamito, fiscal y Antonio Vega, albacea de culto.

Se creó el Consejo Asesor de ex hermanos mayores; al haber solamente uno, Francisco Javier Jiménez, se acuerda incluir también a los hermanos fundadores, considerando entre ellos a Francisco Gil Martín y a José Becerra Rivas.

Durante todo el año 2004 se siguió con la organización del VI Congreso de Pollinicas de Andalucía, decidiéndose en el mes de julio que el cartel del congreso reprodujese un cuadro con la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Misericordia, obra de la cofrade Fuensanta Cortés. La presentación del cartel se efectuó el jueves 2 de diciembre, en el salón de plenos del Ayuntamiento. En dicho acto intervino el hermano mayor de la Real Hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús en la Sagrada Entrada en Jerusalén y Nuestra Señora de la Estrella de Dos Hermanas, Federico Martínez Martín; la autora del cartel, Fuensanta Cortés; la Concejala de Turismo, María José Lanzat; la Alcaldesa de Marbella, Marisol Yagüe; el director espiritual, Francisco Echamendi y el hermano mayor, Antonio Caracuel.

Se fijó como fecha de celebración del congreso, el sábado cinco de febrero de 2005. Se programan dos ponencias y una mesa redonda. La primera ponencia, a cargo de José Antonio Sánchez Herrera, Ecónomo diocesano del Obispado de Málaga y vicepresidente de la Fundación Diocesana de Enseñanza Santa María de la Victoria; el título: “Convocados a la alegría de Dios”. La segunda ponencia, bajo el título de “Incidencia de la normas canónicas y civiles en los estatutos de las hermandades y cofradías”, a cargo del doctor en derecho civil y canónico, Francisco José González Díaz, cofrade y Secretario Técnico de la Fundación Diocesana de Enseñanza Santa María de la Victoria de Málaga. En la mesa redonda intervienen Federico Martínez Martín, hermano mayor de La Pollinica de Dos Hermanas; Juan Carlos Longo, hermano mayor de la Devota Hermandad de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén y Nuestra Señora de los Ángeles de Huelva y Antonio Caracuel, hermano mayor de La Pollinica de Marbella y modera Francisco Moyano, de Televisión Marbella. Como último acto religioso del congreso se programó la celebración de la Eucaristía en la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, oficiada por el Obispo de la Diócesis de Málaga, don Antonio Dorado Soto.

Han pasado 36 años desde que La Pollinica comenzó a tomar presencia real en la vida de la ciudad de Marbella. Esta es una edad joven para las personas y, quizás también para una cofradía, pero significa un largo trecho para la Semana Santa cofrade de Marbella en la que, a excepción de dos hermandades, todas las demás surgen tras la contienda civil de 1936. Lo que antecede no es más que una sucesión de pinceladas, posiblemente gruesas en algunos momentos, que ayudan a conocer parte del devenir de la hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Misericordia a su entrada en Jerusalén y María Santísima de la Paz y la Esperanza; seguramente en un futuro no demasiado lejano, pueda añadir a su designación las palabras “sacramental” y “la Oración en el Huerto”. No es lo más importante el nombre, sino los sentimientos y las vivencias personales que se recogen bajo la denominación cofrade. Posiblemente en algún momento pueda escribirse una historia más detallada y completa de La Pollinica de Marbella o, quizás, nunca se llegue a una sola historia “oficial” porque lo más seguro es que cada niño y niña, hombre y mujer, que han sido y son “pollinicos” tengan su propia historia, la que se hace con el cerebro y el corazón. Aquél “semillero de cofrades” de Vallés y sus compañeros fundadores, cayó sobre terreno fértil y las perspectivas de futuro parecen aseguradas porque no escasean los niños y niñas que quieren seguir acompañando a Cristo en su repetida entrada a Jerusalén cada Domingo de Ramos; reflejo de la fe y la tradición mantenida por sus mayores.